
Nell Leyshon
Reto Tsundoku
Tan contenta que estaba sin leer tragedias, y ¡zácatelas! Se me atravesó este libro y ahora tengo el estómago hecho nudo.
En 1830, en una ciudad en el campo, vive la protagonista de la historia: Mary. Su familia es muy pobre y tiene que trabajar mucho en su granja para tener que comer. En la casa vive su abuelo, padre de su padre, que ha quedado sin poder mover sus piernas después de un accidente, y ahora escucha a la nuera quejarse de que es una carga más. También bien ahí la madre, que no para desde que amanece hasta que anochece haciendo labores en la casa, 3 hermanas, y su padre. Como el padre no ha tenido hijos, está enojado y explota a las hijas como si fueran bestias. Todo el día se le va en darles órdenes, sin dejarlas descansar.
Pero Mary es feliz en su casa, no conoce otra manera de vivir. Está muerta de cansancio en la noche, le teme al papá, no ha crecido con nadie que le de una caricia, una palabra amable (salvo su abuelo), pero le gusta compartir con las hermanas, y es una atenta observadora de la naturaleza a su alrededor y eso la contenta.
La situación en casa no solo es poco amable: es violenta: el padre les pega cuando anda de malas (y quizás algo peor) y todas se paralizan cuando la toma con alguna de ellas. Cuando el está presente, tratan de ser invisibles.

El vicario de la zona tiene a su esposa enferma, y va a hablar con el padre de Mary a ver si puede ir una de sus hijas a cuidarla y acompañarla. El le pagará un sueldo al papá de Mary (¿cómo? ¿por qué, si la que va a trabajar es la hija???) y el papá encantado, propone a Mary porque es la menos útil para él (Mary tiene un defecto en la pierna, así que es más lenta).
Al principio Mary no quiere ir. Extraña el bullicio y la compañía de sus hermanas. Entra a un mundo que le parece asombroso: nunca ha tenido más de un vestido, las comodidades que encuentra en esa casa le dan miedo, asombro, y otras piensa que son tonterías. Tienen una inteligencia aguda, es muy lógica, y su lengua pronto hace que la esposa del vicario le tome cariño. No es hipócrita y a la enferma le cae como un soplo fresco la manera en que Mary ve el mundo. Mary por primera vez encontrará a alguien que la trate con cariño.
Cuando Mary llega, la única otra persona que sirve en la casa es Edna, la cocinera. Edna se encela y le pone una paliza a Mary, pero después le pedirá disculpas. Edna entiende que no es culpa de Mary que la prefieran. Una y otra vez la novela nos deja ver que el destino de las mujeres en ese tiempo está en manos de los hombres en su vida, y de los más poderosos. Dependen más que de la buena voluntad de los que las contratan, porque parece que no hay ley ni moral, ni a quien acudir se les trata mal. El vicario parece un buen hombre…pero una vez que muera su esposa por enfermedad, pondrá de patitas en la calle a Edna, su único hijo está en la ciudad estudiando y Mary y él se quedan solos en esa casa.
Le enseñará a Mary a leer, y a escribir. Pero a un costo muy alto. Me pareció hermosa la escena donde, una vez sabiendo leer, visita a su abuelo y le lee.
Me encantó el personaje de Mary porque creo que la autora lo hace muy bien al recrear su voz, lo que sería su pensamiento. Muy directo, no divaga en tratar de interpretar intenciones: ve los comportamientos y conoce a las personas por ello. Sabe cuando es maltratada o abusada y también sabe que está sometida por su situación de criada, de hija cuyo padre no la defenderá, de una sociedad que la atacará como si fueran jauría de lobos.
Es tristísimo ver el desprecio por la mujer. Ralph, el hijo del vicario, toma lo que quiere de ellas y no le importa lo que suceda después. Sus padres no han sabido educarlo en el respeto al prójimo, especialmente a los más vulnerables, a pesar de que no parecen malas personas. Ayyy, pero a veces son los que parecen más buenos, los que hacen más daño.
¡Y como para que no se te atraviese!
Menuda historia, capaz de ser leída en cuestión de unas horas, sin pausa, a una velocidad de vértigo. Y cuando la acabas… es entonces cuando eres consciente de la barbaridad tan grande de la que has sido testigo.
Del color de la leche, ese pelo se quedará grabado en tus pupilas para siempre.
Esa niña que aprende a leer y a escribir y que, gracias a ello, puede contar su historia.
Terriblemente bello.
Puño en Alto:
lo has descrito perfectamente: terriblemente bello.
Saludos,
Ale.
❤️
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