LA ESCUELA DE CANTO
Nell Leyshon
«Tengo una voz. Es mi voz. He empezado a usarla y no voy a parar.»
Es un libro precioso, que me mantuvo con el corazón en un puño mientras lo leí. La historia nos la cuenta Ellyn, una niña que vivía en la Inglaterra rural en 1573. En su casa en el campo, le toca ordeñar a la vaca, atender a los puercos, palear el excremento y ayudar a su madre en lo que le pida. La madre acaba de parir una niña, y tiene que levantarse al poco rato a atender las cosas de la granja porque el marido sufrió un accidente, y está en cama, al parecer ya no podrá mover las piernas. Ellyn tiene un hermano mayor, peleonero y abusón, al que los padres no detienen ni cuando le rompe la nariz a Ellyn un día que están comiendo.
Es una niña que no ha tenido la oportunidad de educar la mente, pero sabe hacer las tareas que le encomiendan, y eso ha desarrollado su fuerza física. Tiene una gran inteligencia y sensibilidad, y un día que le encomiendan que acompañe al hermano al pueblo, entra a una iglesia y escucha un coro y lo que siente la lleva a tener una experiencia casi mística. Encuentra que el canto la hace olvidar sus penas y sentir gozo.
Sola, aprende a imitar lo que ha escuchado. Y pronto irán dos hombres de la iglesia a su casa a invitarla a la escuela de canto, a pertenecer a un coro. Dos cosas dificultan que ella vaya: una, sus padres no quieren saber nada de la Iglesia, porque el diezmo los empobrece y ni dan gracias a Dios por sus alimentos para que no vayan a venir a cobrarles (le agradecen a la tierra los frutos que da, al sol…pero no a Dios, que ese cobra). Y la segunda es que Ellyn es mujer, y la escuela de canto solo es para varones. El hermano intenta que se lo lleven a él, pero no tiene talento para el canto.
Ellyn encontró su vocación y nada la detendrá. Se disfraza de niño, se escapa de casa (lugar donde hay hambre, frío, trabajo interminable, maltrato) y va a la escuela de coro. A punto están de rechazarla, y canta. Y su canto conmueve y asombra.
En las primeras páginas vemos a Ellyn pensar desordenadamente (como está escrito: sin signos de puntuación, con un tiempo verbal raro) pero una lógica fenomenal. Poco a poco irá educando la mente y esto se nota en los cambios en los signos ortográficos, pero debo decir que fue lo que me pareció más cansado del libro y hubo un momento que hasta lo dejé de lado.

Regresé a él y no me arrepiento de haberlo terminado. La vida siempre ha sido dura para las mujeres, y sin embargo, sobreviven. La madre de Ellyn no es cariñosa, no detiene el maltrato del hermano y ella misma es violenta con ella. Su vida no es sencilla y desde el accidente del marido tiene que trabajar mucho más. Y cuando Ellyn regresa para decirle que necesita dar permiso para que ella esté en la escuela, y que le darán dinero a cambio de dejarla cantar en el coro, la practicidad de la madre la hace acceder, y en el camino a la escuela se da una de las escenas más bellas del libro: la madre está celosa de que para la hija se abran otras oportunidades, pero no se las niega. Compara sus vidas y se da cuenta de que ella nunca tuvo otra opción. Esa es la ganancia de la educación: nos da opciones, nos abre la mente, ensancha nuestro mundo.
Al final, las cosas no acaban bien. Pero Ellyn ha encontrado algo que traerá belleza a su mundo, consuelo a su alma, y los cristales por los que mira el mundo han cambiado para siempre. Y en el final, me indigna el hombre que le llama zorra, sin pensar que lo que él estaba a punto de cometer era una atrocidad. ¡Que manera de ver la maldad en el otro y no en uno!
Otro libro de la autora, aquí.
Quienes tienen Storytel, ahi pueden escuchar el audiolibro.
Otro libro qeu no conocía y que me llevo bien apuntado, porque , por lo que cuentas, tiene una pinta buenísima.
Besotes!!!
Margari: ya me contarás que te parece 😉 besos