Plinio Apuleyo Mendoza
El autor de este libro es amigo de Gabriel García Márquez desde hace mucho tiempo, y este libro es como estar presente en la plática de dos amigos entrañables, y Plinio le hace preguntas sobre su obra.
Yo no sabía (y aprendí) que Gabo vivió con sus abuelos maternos hasta que tuvo 8 años, momento en que se fue a vivir con sus padres y sus demás hermanos. Y que este abuelo lo marcó mucho. Sería la base de su personaje del coronel en el cuento “La Hojarasca” y total antítesis del Coronel Aureliano Buendía. Que su madre siempre sabe a quien está describiendo en sus obras, por mucho que él se empeñe en tratar de despistar cambiando hechos, actitudes, fechas (no por algo es hijo de su vientre, digo yo). Les comparto algunas de los fragmentos que yo fui marcando y que me parecen que ayudan a conocerlo un poco mejor.
» – Has dicho que escribir es un placer. También has dicho que es un sufrimiento. ¿En qué quedamos?
– Las dos cosas son ciertas. Cuando estaba comenzando, cuando estaba descubriendo el oficio, era un acto alborozado, casi irresponsable. En aquella época, recuerdo, después de que terminaba mi trabajo en el periódico, hacía las 2 o 3 de la madrugada, era capaz de escribir 4, 5 hasta 10 páginas de un libro. Alguna vez, de una sola sentada, escribí un cuento.
– ¿Y ahora?
– Ahora me considero afortunado si puedo escribir un buen párrafo en una jornada. Con el tiempo el acto de escribir sea vuelto un sufrimiento.
– ¿Por qué? Uno diría que con el mayor dominio que tienes del oficio, escribir debe resultarte más fácil.
– Lo que ocurre simplemente es que va aumentando el sentido de la responsabilidad. Uno tiene la impresión de que cada letra que escribe tiene ahora una resonancia mayor, que afecta a mucha más gente.
– Quizás es una consecuencia de la fama. ¿Tanto te incomoda?
– Me estorba, lo peor que le puede ocurrir a un hombre que no tiene vocación para el éxito literario, en un continente que no estaba preparado para tener escritores de éxito, es que sus libros se vendan como salchichas. Detesto convertirme en espectáculo público. Detesto la televisión, los congresos, las conferencias, las mesas redondas…
– ¿Cuál es, en tu caso, el punto de partida de un libro?
– Una imagen visual. En otros escritores, creo, un libro nace de una idea, de un concepto. Yo siempre parto de una imagen. La siesta del martes, que considero mi mejor cuento, surgió de una visión de una mujer y una niña vestidas de negro y con un paraguas negro, caminando bajo un sol ardiente en un pueblo desierto. La hojarasca es un viejo que lleva a su nieto a un entierro. El punto de partida de El coronel no tiene quien le escriba es la imagen de un hombre esperando una lancha en el mercado de Barranquilla. La esperaba con una especie de silenciosa zozobra. Años después yo me encontré en Paris esperando una carta, quizás un giro, con la misma angustia, y me identifiqué con el recuerdo de aquel hombre.
– ¿Y cuál fue la imagen visual que sirvió de punto de partida para Cien Años de Soledad?
– Un viejo que lleva a un niño a conocer el hielo exhibido como curiosidad de circo.
– ¿Te lleva mucho tiempo escribir una novela?
– Escribirla en sí, no. Es un proceso más bien rápido. En menos de dos años escribí Cien Años de Soledad. Pero antes de sentarme a la máquina duré quince o diecisiete años pensando en ese libro.
– El tratamiento de la realidad en tus libros, especialmente en Cien Años de Soledad y en El Otoño del Patriarca, ha recibido un nombre, el de realismo mágico. Tengo la impresión de que tus lectores europeos suelen advertir la magia de las cosas que tú cuentas, pero no ven la realidad que las inspira.
– Seguramente porque su racionalismo les impide ver que la realidad no termina en el precio de los tomates o de los huevos. La vida cotidiana en América Latina nos demuestra que la realidad está llena de cosas extraordinarias. A este respecto suelo citar al explorador norteamericano F.W. de Graff, que a fines del siglo pasado hizo un viaje amazónico en el que vio, entre otras cosas, un arroyo de agua hirviendo y un lugar donde la voz humana provocaba aguaceros torrenciales. En Comodoro Rivadavia, en el extremo sur de Argentina, vientos del polo se llevaron por los aires un circo entero. Al día siguiente, los pescadores sacaron en sus redes cadáveres de leones y jirafas. En Los funerales de la Mamá Grande cuento un inimaginable, imposible viaje del Papa a una aldea colombiana. Recuerdo haber descrito al presidente que lo recibía como calvo y rechoncho, a fin de que no se pareciera al que entonces gobernaba al país, que era alto y óseo. Once años después de escrito ese cuento, el Papa fue a Colombia y el presidente que lo recibió era, como en el cuento, calvo y rechoncho. Después de escrito Cien años de soledad, apareció en Barranquilla un muchacho confesando que tiene una cola de cerdo. Basta abrir los periódicos para saber que entre nosotros cosas extraordinarias ocurren todos los días. Conozco gente del pueblo raso que ha leído Cien años de soledad con mucho gusto y con mucho cuidado, pero sin sorpresa alguna, pues al fin y al cabo no les cuento nada que no se parezca a la vida que ellos viven.
– En suma, la influencia más fuerte que has recibido, más fuerte que cualquiera otra adquirida en tu formación literaria, es la que proviene de tu identidad cultural y geográfica. La del Caribe. Es tu mundo, y el mundo que expresas. ¿Cómo se traduce esa influencia en tus libros?
– Yo creo que el Caribe me enseñó a ver la realidad de otra manera, a aceptar los elementos sobrenaturales como algo que forma parte de nuestra vida cotidiana. El Caribe es un mundo distinto cuya primera obra de literatura mágica es el Diario de Cristóbal Colón, libro que habla de plantas fabulosas y de mundos mitológicos. Sí, la historia del Caribe está llena de magia, una magia traída por los esclavos negros de Africa, pero también por los piratas suecos, holandeses e ingleses, que eran capaces de montar un teatro de ópera en Nueva Orleans y llenar de diamantes las dentaduras de las mujeres. La síntesis humana y los contrastes que hay en el Caribe no se ven en otro lugar del mundo. Conozco todas sus islas: mulatas color de miel, con ojos verdes y pañoletas doradas en la cabeza; chinos cruzados de indios que lavan ropa y venden amuletos; hindúes verdes que salen de sus tiendas de marfiles para cagarse en la mitad de la calle; pueblos polvorientos y ardientes cuyas casas las desbaratan los ciclones, y por otro lado rascacielos de vidrios solares y un mar de siete colores. Bueno, si empiezo a hablar del Caribe no hay manera de parar. No sólo es el mundo que me enseñó a escribir, sino también la única región donde yo no me siento extranjero.
– ¿Cuál es el personaje más sorprendente que has conocido?
– Mercedes, mi esposa.» (con esto me ha ganado para siempre: ¡que romántico! 😀 )
Con este libro, ya tengo 6 libros escritos en español, para el reto : 25 libros escritos en español. ¡Yupi!
Recuerdo que me has comentado hace poco cosas de este libro 🙂
Pues me lo apunto, que está interesante para cuando haya leído 100 años de soledad!
Isi:
😀 apúntalo que vale mucho la pena (y es cortito).
un beso,
Ale.
parece muy interesante, yo igual que Isi me lo apunto.
Linda:
¡espero que lo disfrutes!
un beso,
Ale
Uff…qué final más bello!! Tomo nota del libro…entrar aquí supone venir con pluma y cuaderno y esperar a que las letras no bailen entre si!! Luego todo orden viene alterado, y la lista cambia de posiciones. Espero poder encontrar un huceco y leer este libro. Tienes preciosa la cabecera del libro.
Un abrazo grande, mi querida Ale…y que mañana disfrutes de un feliz día del libro.
María:
me alegra que te pases por aquí y que te gustara la cabecera del blog (es lo único que he podido cambiar sin que el corazón me haga taca taca porque tema borrar todo 😉 )
Un beso,
Ale.
Yo tengo prácticamente toda la obra de Gabo por descubrir. Sólo he leído una de sus novelas cortas, ¡qué vergüenza! Así que, pese a resultar interesante la propuesta de hoy, creo que debería empezar por su alaba novela «Cien años de soledad». Un beso y gracias por presentármelo,
Offuscatio:
creo que si, es mejor comenzar con su novela (esa que le quitó la tranquilidad jajaja).
Un beso,
Ale.
Qué reflexiones más interesantes. Siempre me he preguntado a que se debían el cambio en los autores con el paso del tiempo. He visto diferencias que me han hecho perder el interés por un autor en especial y la explicación de la «responsabilidad» que ha adquirido parece una buena respuesta. ¡Qué difícil debe ser escribir cuando se espera algo determinado de ti!
Muy buena recomendación. como siempre, que ya queda apuntada.
Feliz día del libro.
Mariuca:
😉 pues ya ves que en algunos casos, puede deberse a la fama. Y creo que también, a no querer decepcionar a sus seguidores y entonces comienzan a escribir para ellos y no lo que les nace.
Me alegro que te anotes la recomendación 😉
un beso,
Ale.
Un libro magnífico para conocer un poco más a uno de los mejores escritores de las letras hispanas.
Un saludo.
Enzo:
para prepararse un café colombiano y leerlo con él 😉
un abrazo,
Ale.
Pues suena interesante… otro libro que me descubres! =)
Besotes
Shorby:
ahhh, la www es un universo por descubrir, no tienes idea lo que van creciendo mis listas de lecturas pendientes 😉
un beso,
Ale.
QUE Ganas de leerlo, ojalá lo pueda encontrar.
Deborah:
¡espero que si puedas encontrarlo!
un beso,
Ale.
Un libro que me descubres. Y con la respuesta que da Gabo a esa pregunta final… Ya es que me has convencido completamente. Me lo llevo!
Besotes!!!
Margari:
¡que bien! 😀 me alegro.
Un beso,
Ale.
Hola Ale,
Yo hoy tengo que ponerme la careta de la vergüenza y decir que aún no he leído nada de García Márquez 😦
¿Qué debería hacer? ¿empezar por alguno del autor o por éste y conocerlo mejor?
Por cierto, no sé si te lo he dicho antes, pero me encantan los libros nuevo de tu cabecera 🙂
Un abrazo!!
Ma. José:
yo te recomendaría comenzar por 100 años de soledad y ya si después quieres saber más del autor, este.
¡Me alegro que te guste la nueva cabecera! es para todo lo que me dieron mis dotes cibernéticas 😉 jajaja.
Un beso,
Ale
Desde luego es un libro imprescindible si te apetece conocer un poco más a este grandísimo autor.
En la edición que tengo incluye hasta algunas fotos de pequeño y con otros grandes personajes.
Un abrazo
Blanca:
¡ahhh, esa edición debe ser maravillosa, un verdadero tesoro!
me da envidia 😛
un beso,
Ale.
De Editorial Bruguera 1982
Un abrazo 😉
¡Gracias Blanca! 😀
un beso,
Ale.
Hace no mucho, estuve oyendo una entrevista en la radio de un amigo de Gª Márquez que también es padrino de su hijo. Había publicado un libro de cartas (con el permiso su ahijado)
¿Es posible que fuera este autor? Me suena que el nombre se salía mucho de la media.
En todo caso, fue una entrevista divertidísima, casi me gustó más oírle a él que a GGM (¡lo que he dichoooo!)
Loque:
no tengo idea…se que tiene un libro que se llama «Cartas y Recuerdos» sobre García Márquez pero de ahí a asegurarte que fue ese mismo que se trataba en la entrevista en el radio pues ni cómo atinarle (¿le tienes fe a la bola de billar número 8? que mi hermana tiene una de ellas y podemos preguntarle juas, juas, juas 😀 )
Un beso,
Ale.
Me gustan mucho las entrevistas.
No es la primera vez que oigo que un artista de la escritura dice algo así, eso de que si en toda una jornada de trabajo escribe un párrafo se da por saisfecho. ¡Tan difícil se les hace escribir! ¡Menudo nivel de exigencia! Por otra parte así sale lo que sale: joyitas.
Pero una siempre se cree que para ellos, las historias y el cómo las cuentan, les sale como a Mozart, casi sin esfuerzo, ¡y no! ¡Tiene que ser desesperante! ¡Ya lo creo! Y nostros hambrientos, luego lo disfrutamos, ¡desde luego que merecen la inmortalidad! Jajaja.
Icíar:
ser escritor es una labor muy sacrificada (y si no pregúntale a las posaderas de ellos que pasan muchas horas sentados puliendo párrafos) 😀
un beso,
Ale.
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¡gracias Mariana!
me encanta su narrativa actual, siga asi y seguire leyendo.
😀