LIBRO: La Rebelión de los Aguiluchos


LA  REBELIÓN
  DE  LOS  AGUILUCHOS

Jean Plaidy

Segundo Libro de la Saga Plantagenet

            Enrique II sabe que el asesinato de Beket le traerá muchos problemas. Ciertamente el pidió que lo libraran de ese cura entrometido, pero dijo que no había mandado asesinarlo. Por lo pronto, el papa lo excomulga. Robert de Torigny, abad, intercede por él y Enrique debe hacer una peregrinación a la tumba de Becket, y envía dinero para la cruzada para que el Papa quitara la excomunión. Hace una peregrinación y en la capital de Normandía, en su catedral, se desnuda de la cintura para arriba para recibir unos azotes y que el pueblo vea cómo siente la muerte de Beket.  ( 😀 ahhh los políticos que siempre con circo tratan de aplacar la ira del pueblo)

Enrique II siendo azotado por el asesinato de Becket

            Su hijo Enrique, a quien él había coronado rey, estaba impaciente por comenzar a reinar y resentía la presencia de su padre, y que este no le dejara gobernar ni una provincia.

            Enrique II tenía a una amante, Rosamunda, a quien protegía mucho. La tenía escondida en un bosque, y para llegar a la casa, había que entrar por un laberinto. Se tomó muchas molestias para ocultarla a Leonor, así que cuando Leonor la descubrió su ira fue inmensa (porque además, la había tenido bajo sus narices durante mucho tiempo). La amenazó y probablemente la habría matado de no ser porque Enrique regresó de un viaje. Enrique reconoció a Rosamunda como su amante y le dijo a Leonor que ya no la quería. Leonor, muy herida en su amor propio, comenzó a orquestar una venganza contra Enrique. Y decidió ayudarse con sus hijos, a quienes les fue llenando la cabeza de odio contra el padre. Les decía que no los dejaría reinar, que era un Rey que quería poder absoluto y que jamás les daría el control de nada hasta su muerte.

Enrique II de Inglaterra, fundador de la dinastía Plantagenet

            Rosamunda le dice a Enrique que se arrepiente de la vida que ha llevado y le pide permiso para entrar a un convento, cosa que finalmente Enrique le concede. Años antes, Enrique había acordado con Luis de Francia que su hija Alicia se casaría con Ricardo de Inglaterra. Luis mandó a su hija Alicia a Inglaterra para ser educada en la corte de su próximo esposo desde la edad de 6 años y como dote llevaba la ciudad  de Vexin. Se dice que cuando Rosamunda entró al convento, Alicia era una adolescente; pero el rey se enamoró de ella y la hizo su amante.

            Enrique el jóven (coronado, pero no reinante) se casa con Margarita, hija de Luis VII de Francia. Los hijos de Enrique II enojados porque no les da el control sobre las tierras que les ha dado, inician con Leonor –y con el apoyo de Luis VII- una guerra contra su padre en 1173, pero son rápidamente aplastados por Enrique II. Esto le costó a Leonor que Enrique la apresara y la mantuviera cautiva durante 10 años en un castillo y alejada de sus hijos. Ricardo gobernaba Aquitania en ausencia de su madre.

            En 1179, los nobles de Aquitania hartos de la crueldad con que Ricardo los gobernaba, pidieron la ayuda de Enrique Jr. y Godofredo que bien contentos, accedieron a tratar de quitarle Aquitania a Ricardo (¡ah pa’ familita!).  Ricardo tuvo una gran victoria en el Valle de Charente, con lo que los nobles aquitanos mejor de desdijeron y le  declararon lealtad. Entre 1180 y 1183 la tensión entre él y su hermano Enrique se hizo mayor pues Ricardo se negaba a pagarle homenaje. En 1183 Enrique y Godofredo intentaron invadir Aquitania, y durante estas luchas, Enrique enfermó y murió. Con esto, Ricardo quedaba como heredero del padre.

            Juan había sido el único hijo criado por Enrique. Leonor no tuvo tiempo de envenenarlo como a los otros tres. Pero era un jóven flojo, cruel, avaricioso. Enrique lamentaba que ninguno de sus cuatro hijos sintiera un verdadero afecto por él y sólo lo buscaran por la corona.

            Se dice que en su cuarto tenía un tapiz, con un águila rodeada de tres agiluchos que trataban de sacarle los ojos y otro agilucho volando por encima. Y Enrique decía que él era el águila y los agiluchos sus hijos.

            Hay una película que trata un poco a estos personajes. Se llama “El León de Invierno” con Glen Close como Leonor de Aquitania y Patrick Stewart como Enrique II. Hay una versión más vieja (de 1968) con Katherine Hepburn y Peter O’Toole. (La primera la he visto, la segunda no he podido encontrarla…)

22 comentarios

  1. La versión más antigua la vi hará 50 millones de años (vamos, que no habían inventado el cine), si puedo, la vuelvo a ver, ahora que puedo ponerla en un contexto.

    Lo de los latigazos me ha recordado a cuando los políticos (americanos) salen muy «arrepentidos», después de un escándalo sexual.

    Con su pobre mujer detrás, vestida a lo Jackie Kennedy con cara de «Sí, es un impresentable, y encima ahora todo el mundo sabe que lo que me ha hecho, y tengo que salir aquí apoyándole. Punto, set y partido»

    Lo de la hija ¿lo he entendido mal, verdad? Dime que sí, que no hizo eso a su propia hija.

    • Loque:
      era en blanco y negro (la película). Mis hijos abren los ojos como platos porque no pueden creer que pudiera haber sido así en algún momento. El más chico hasta con angustia pregunta: ¿pero por qué? (nos tiramos al drama en esta casa jajaja 😀 )
      Y si loque, entendiste mal. Alis era hija de el rey de Francia, que había tenido con su segunda mujer (no Leonor de Aquitania). Y Enrique era rey de Inglaterra. Iba a ser nuera de Enrique porque llegó a Inglaterra para ser educada y casada con su hijo Ricardo…
      Un beso,
      Ale.

  2. ¡Ays,,, contra más te leo, más ganitas me das de acercarme ya a esta saga! Y el comentario de los políticos ha estado genial… Si es que, siempre ha sido todo igual. Poquito en ese sentido hemos avanzado.
    Besotes!!!

    • Margari:
      creéeme que valen la pena estos libros. Son de lo más entretenidos 😉
      y con los políticos coincido contigo: es poco lo que se ha avanzado (y mira que Enrique le entró a los latigazos y no tenía que re-elegirse)
      un beso,
      Ale.

  3. ¿Quiéres que te mande unas fotos de esa catedral?¿La catedral de Rouen? ¿O de Rouen entera? Ha sido una de las ciudades que he visto este verano. Y tengo que decir que me ha gustado una barbaridad (más que París, aunque me peguen algunos), con el Sena, con su Gros Horloge, el Parlamento, todo tan juntito, esas casitas medievales normandas, y la plaza donde quemaron a Juana de Arco, por decirte algunas cosas. Te cuento todo este rollo, porque igual te suena por el libro. La ciudad es preciosa, porque como quedó en ruinas tras la IIGM, la reconstrucción ha sido cuidando al máximo los detalles.
    ¡Ay, querida!¡Voy a tener que leer esta saga! (ya la tengo en mi lector, jajaja)
    Muchos besos

    • Icíar:
      ¡Si! ¡Mándame las fotos! que vacaciones tan bonitas has tenido…así seguro que regresar a la vida normal ni se siente 😀
      He visto las casitas en algunas fotos y están bellísimas, espero algún día poder ver eso con mis propios ojos 😉
      Oblígate a leerla que ¡vale al pena!
      un beso,
      Ale.

  4. Otro libro que leí hace siglos culpa de la fijación de mi madre con esta familia en especial con versión de Peter O’Toole incluida.

    Pensar que en la última Robin, nos pintan a Leonor como una viejita querible.
    Besos.

    • Luciana:
      yo ya he encargado la versión de O´Toole y el dvd llegará en 2 semanas, según me dijeron en la tienda. Estoy como tu mamá…les platico a mis hijos, y luego vemos la película (y si alguno de ellos se anima con el libro, soy la mujer más feliz del mundo). Pero con ellos es al revés: primero película yluego el libro 😀
      un beso,
      Ale.
      ahhh, no sabían lo que hacían quienes la pusieron como una tierna ancianita en esa película jajaja

  5. Yo leí una biografía sobre Leonor de Aquitania y me gustó mucho, pero no sé cuánto de cierto y cuanto de novelado tenía.
    Lo peor de todo es intentar no perderse con tanto nombre, tanto rey, tanto intrigante…

    • Ascen:
      yo hago mis propios árboles genealógicos que de cuando en cuando consulto proque además, parece que en todos los países les gustaban los mismos nombres para la realeza…¿qué no tenían más inventiva??? Felipes, Enriques, Carlos… 😉
      Un beso,
      Ale.

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