LIBRO: Matilde

MATILDE

Carlos Pascual

“¿Quieres saber quiénes realmente velan por el bienestar del pueblo y quiénes han luchado siempre y a brazo partido por sobrevivir al torbellino político que ha convertido a nuestra patria en un lienzo tricolor hecho jirones? ¿Quieres saber quiénes combaten a diario la ignorancia, la incuria y las supersticiones religiosas que han hecho de nuestro país una tierra de ciegos? ¿Quieres saber quiénes son los verdaderos héroes de México, Matilde? Entonces, empieza por conocer a sus médicos.”

Esta es una biografía novelada de la primera mujer en México en titularse como médico, es fascinante y el lenguaje con el que está escrito recuerda un poco el siglo en el que vivió esta fascinante mujer. Lo que más me ha gustado es el lenguaje, formal y anticuado, como debe haber sido en esa época; y por detrás de la historia de Matilde una historia de lo que sucedía en México (muerte de Juárez, gobierno de Lerdo de Tejada, de Manuel González, de Porfirio Díaz, la primera cristiada ) y los avances que va habiendo en la medicina, tanto en México como en el mundo).

Nace en la ciudad de México en 1857. En ese año, en México comienza la guerra de Reforma y el padre de Matilde, que era militar, saldría de nuevo a guerrear. Su madre, Soledad, había trabajado como enfermera y la familia vivía en la casa de la abuela paterna, Amparito, que era un monstruo. Había tomado al primer hijo del matrimonio  para educarlo, arguyendo que Soledad era tan  joven que no iba a saber atender al niño (¿Qué no era enfermera? ¡como la odié a la Amparito…esa suegra metiche! Y al marido por no poner a su madre en su lugar).

La niña era brillante: a los 4 años ya leía, la educaban maestros particulares porque por su edad, no la admitían en las escuelas oficiales e iba presentando exámenes. A los 13 presentó el examen oficial para maestra de primaria y lo pasó pero la edad impidió que le dieran un puesto.

Matilde falsifica su fe de bautismo y se hace pasar por Tiburcia Valeriana Montoya Lafragua y se aumenta 6 años para inscribirse en la Escuela Nacional de Medicina en la Cátedra Especial de Obstetricia. Los estudios duraban dos años, pero al poco tiempo Matilde sufre neuritis óptica y le recomiendan descanso y que se vaya a vivir a Cuernavaca. Ahí trabajará como partera, después de salvar a una muchacha que trabajaba en la hacienda del general Francisco Leyva Arciniegas, que era el gobernador del estado de Morelos. Le pide a Matilde que presentar un examen que la considere apta para practicar obstetricia, pasa su examen y se le otorga un certificado para ejercer como partera.

Regresan Soledad y Matilde a vivir a la ciudad de México cuando ha muerto Juárez y Lerdo de Tejada corre a las monjas vicentinas (súbditas del vaticano, les decía), 400 mujeres que trabajaban en el Hospital de San Andrés. Este hecho favoreció a Matilde dado que, siendo partera, la aceptaron como alumna y practicante en la sala de Cirugía de Mujeres. Y a los 16, obtiene el título profesional de Obstetricia.

Y tiene se enfrenta a que por ser mujer, no la dejen formarse más.Un maestro le dijo las razones: “La primera: una mujer normal no se interesa en estos asuntos. La segunda: las mujeres no están capacitadas para entender razonamientos tan complejos. Y la tercera: lo único que puede hacer una mujer en un hospital es parir, y eso en caso de extrema necesidad, y volverse a casa, nada más.” La sala de operación y la academia eran terrenos solo masculinos.

Soledad y Matilde deciden irse a Puebla. Al principio les va bien, tienen consulta llena, pero cuando los médicos comienzan a ver que sus pacientes prefieren a Matilde comienzan los problemas. Y no solo con los médicos, había mujeres enojadas de que Matilde quisiera formarse como médica (aunque solo atendía partos y cirugías mejores, que era lo que sus títulos avalaban). Comenzaron a apedrearle la casa, la mamá a perder clientas (trabajaba como costurera), a difamarla en pasquines llamándola masona…y siguió adelante.

El l gobernador del estado y  el director de la facultad de medicia y 5 miembros del cabildo la escoltaron cuando fue a pedir su solicitud para ingresar a la Escuela de Medicina de Puebla. Inscrita quedó, pero cuando iba ya sin escoltas la apedreaban, la escupían, la jaloneaban. Después de un año muy difícil, en que los maestros y compañeros le hacen la vida pesada, deja de tener consulta y su madre clientas para su máquina de coser, les tratan de incendiar su hogar, y temiendo por su vida, se van a Veracruz. Ahí, Matilde ayuda con una epidemia de fiebre amarilla, dice que ya no quiere ser médico y que se quedará ahí a ser obstetra, pero regresan a la ciudad de México.

Solicita el ingreso a la Escuela Nacional de Medicina. La aceptan, pero se enfrenta a mucho rechazo y a que revalide materias. Tuvo que intervenir el presidente Manuel González para que la dejaran presentar exámenes de revalidación.

Ordena a los diputados y miembros del Consejo de la Escuela Nacional de Medicina que: Primero. Se olviden de todas esas pendejadas de que los reglamentos hablan de “los alumnos” y no de “las alumnas”. Segundo. Que se dejen de estar jodiendo con el origen de los estudios de esta señorita, porque Puebla, México o Veracruz, sépanlo, son la misma patria. Tercero. Que entiendan los señores académicos y los señores legisladores, de una vez por todas y por las buenas, que lo que está haciendo la tal señorita Montoya, no es sino traer el futuro al presente, que la incorporación de las mujeres a la vida académica no es otra cosa sino la prueba de que México se encamina a ser una nación moderna, objetivo principal del señor presiente. Y les recuerda además, que ése es también el sueño del señor expresidente y actuar ministro de Fomento, su querido compare y salvaguarda de su gobierno, el general don Porfirio Díaz. Y Cuarto y último: que si alguno de los implicados tiene alguna duda o algún comentario que hacer, ya saben dónde encontrarlo, que los atenderá con gusto y escuchará sus quejas…si es que las tienen todavía.”

Para no hacerles esto más largo, Matilde en 1887 se gradúa y es la primera mujer médico de México.

«Inscrito está tu nombre en nuestra historia

porque al tomar valiente el escapelo,

nulificaste a la opinión odiosa

que a la mujer negaba alzar el vuelo.

Camerina Pavón y Oviedo. A Matilde Montoya.

En el 160 aniversario de su natalicio, google le dedicó el doodle del día:

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s