LIBRO: El Impío

EL  IMPÍO

Andrés Spokoini

Las razones por las que llega uno a un libro son de lo más peregrinas. Yo llegué a este porque en un café con unas amigas, una comentó que su marido estaba leyendo este libro y el tema me llamó la atención.

Fue uno de los mejores libros que leí el año pasado.

¿De qué va? Trata sobre la vida de Juan del Prado, que nació en Lopera, España en 1614. Su familia venía de Portugal, huyendo de la inquisición. Sus padres sabían lo que era ser exiliados y que siempre se sospechara de ellos por tener antepasados judíos, por lo que actuaban como fervorosos católicos, tenían su certificado de limpieza de sangre y así educaban a sus hijos con sacerdotes católicos.

Autor.

El padre trabajaba como comerciante, y solía donar mucho dinero a la iglesia para no dudaran de él. Y Juan se va a Alcalá de Henares a estudiar derecho y luego medicina, en 1628. Ahí le toca ver como se persigue a los marranos por razones económicas, usando la fe como pretexto. Durante 9 años es un estudiante modelo, vigilado a ver si no lo encuentran con herejías y ahí comienza a tener dudas en la fe católica. En esa época, las dudas pueden costarle la vida. El, joven impetuoso, reconocía que las preguntas son la esencia del ser humano: cuestionar, dudar, contrastar ¿por qué no podría o debería hacerlo, si Dios le ha dado la facultad para ello?

Una quema de herejes lo impresiona, y comienza a hacer rituales judíos con otros compañeros. Se casa e 1636 con Isabel, y muere su padre sabiendo que el hijo  había regresado a la religió hebrea.  Tiene dos hijos: Francisco y Felipa.

El piensa que todas las religiones son caminos para llegar a Dios, son diferentes maneras de responder las mismas preguntas, y ninguna respuesta es más verdadera que otra. Y aún más: no se necesitaría religión para llegar a Dios, porque cualquiera podría encontrar su propio camino. Si esto puede escandalizar a alguien en este siglo, en el de él no solo escandalizaría, sería condenado a la hoguera por los cristianos o excomulgado por los judíos.

El autor hace una maravillosa labor mostrándonos lo que era la época en la que vive Juan. España estaba empobrecida  por las guerras, por la plaga. Juan era buen médico y muy buscado para que atendiera enfermos ricos. Así acaba como médico del arzobispo de Sevilla. Después conoce al Cardenal de Sevilla. Con él debate, se escuchan y el Cardenal le salva la vida cuando le avisa que la inquisición va por él, dándole tiempo para que huya.

Se va a Roma. Ahí los judíos podían practicar su religión sin ser  perseguidos, pero vivían en un ghetto. Luego se marcha a Hamburgo, donde se cambia el nombre a Daniel del Prado, pero ya no quiere quedarse aquí y se va a Amsterdam.

Será  parte de la comunidad judía, donde se convertirá en su médico y le piden que de clases en la sinagoga donde conocerá a Baruj Espinosa. Sigue dudando, y hay un rabino que lo escucha y conforta, pero otro rabino pelea con él y le dice que es un hereje. Termina excomulgado en 1658. Si bien esto fue una tragedia para su familia, Daniel se sintió liberado, con  más tiempo para pensar.

Es una excelente novela histórica, que nos muestra a través de este hombre, las luchas de ese siglo. Comienzan a pensar más allá de lo permitido por las religiones, queriendo liberarse de las cadenas que impone. Juan del Prado sufrió sintiéndose extranjero en todos lados, viéndose obligado a esconder sus ideas, siempre lamentando que en toda religión se prohibiera dudar (es una característica ahora de las sectas, los fanatismos, el culto a la personalidad de dictadores, lo que hace muy actual todo lo que sucede en la novela). Trataba de responder a ¿qué es la fe? ¿Cómo encontrar un sentido de la existencia? ¿Puede el hombre regirse tan sólo mediante la razón? En una época donde apenas comenzaba a investigarse según el método científico, a tratar de conocer con los sentidos veían. Su profesión le ayudaba: había creencias transmitidas de siglos que iban en contra de lo que el observaba en el desarrollo de las enfermedades.

Juan/Daniel fue un hombre valiente que por su derecho a pensar volvió su vida un infierno, arrastrando al peligro a su familia y perjudicándoles cuando lo excomulgan. Pero defendía su derecho a pensar, dudar y tratar de encontrar sus propias respuestas a sus dudas. El autor lo considera un parteaguas en la filosofía, aunque no se sabe mucho de él porque no dejó obra escrita, se ha perdido en la historia. Lo que si hay, es lo que escribían en la época en contra de él. Se dice que influyó a Baruj Espinosa…de ese si hay mucho material, y a mi en lo personal me encanta como ve a Dios.

Algunas frases que me dejaron pensando:

“Aprendí que las diferencias entre los hombres no son una aberración ni una herejía a ser castigada con la hoguera, son el mandato de un Dios que nos ha transferido parte de su dignidad y su majestad. Negarle a un hombre el derecho a ejercer la unicidad que Dios implantó en él es tal vez la peor manera de insultar al Creador.”

«Todos tenemos una misma dignidad básica en cuanto que parte del mismo tapiz que forman Dios y la naturaleza.»

“Aprendí que las diferencias entre los hombres no son una aberración ni una herejía a ser castigada en la hoguera, con el mandato de un Dios que nos ha transferido parte de su dignidad y su majestad. Negarle a un hombre el derecho de ejercer la unicidad que Dios implantó en él es tal vez la peor manera de insultar al creador.”

Aquí y acá pueden ver presentaciones del libro.

Anuncio publicitario

Un comentario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s