LA LUZ EN LOS LUGARES OCULTOS
Sharon Cameron
Editorial Umbriel
“Si sobrevivo a esta guerra, ¿podré vivir sabiendo que no hice nada, o mi vida quedará envenenada por el arrepentimiento?”
Stefania Podgorska Burzminski era una polaca católica de 14 años, a la que su madre le consiguió trabajo en Przemysl, una ciudad cerca del poblado donde vivían. Era dependienta en la tienda de la familia Diamant, una familia judía. Los Diamant querían mucho a Stefi, y con el tiempo, llegó a vivir con la familia.
Cuando los nazis ocuparon la ciudad, los Diamant fueron forzados a entrar en un gueto, y Stefi alquiló el departamento donde vivía con ellos, para que nadie extraño se quedara en el lugar, mientras conseguía otro trabajo y se hacía cargo de su hermana Helena, de 6 años (su mamá y su hermano fueron enviados a campos de trabajo a Alemania).
Hacía lo posible por llevarles a los Diamant comida y medicina, vendiendo de a poco sus pertenencias y poniéndose en peligro cada vez que se acercaba al gueto.
En 1942, Max Diamant, tocó en el departamento de Stefi, había saltado de un tren que lo llevaba a un campo de concentración y le pidió que lo dejara quedarse una noche. Accedieron y así se convirtió en el primero en ser ayudado por ellas. No era fácil, porque las raciones de comida hacía que siempre tuvieran hambre, Stefi temía que la hermana pequeña se fuera de la lengua cuando jugaba con otros niños, o que alguien lo viera y las denunciaran.
Max contactó a su familia que aún estaba en el gueto y le pidió ayuda a Stefi para que accediera a esconderlos antes de que los alemanes decidieran enviar a todo el gueto a los trenes. Para ello, Stefi tuvo que alquilar una casa en la afueras de la ciudad, con dos habitaciones, una cocina y un ático.

Fusia, como le decían de cariño a Stefi, se fue primero con su hermana a la nueva dirección y luego llegó Max. Luego llegaron otras 4 personas (un doctor con su hijo, y un dentista con su hija, todos ellos escapando del gueto). Y luego Fusia recibió una nota demandando que recibieran a una mujer viuda con un hijo e hija, , o la denunciaría a ella y su hermana. Esta mujer había establecido en el gueto una relación con el dentista, que le contó los planes de salir del gueto y vivir escondido. Ante la amenaza, la reciben. Luego el dentista le rogó que recibiera a un sobrino y su esposa. El hermano menor de Max y su esposa tardaron mucho en decidirse, pero también llegaron. Y el último fue un cartero que había ayudado a muchos y cuando necesito el mismo ayuda, le dieron la mano.
En total, eran 13 personas escondidas en el ático, solo una que trabajaba para alimentarlos a todos, y la pequeña Helena que le habían encomendado las tareas más pesadas: sacar desechos, meter agua, pasar recados al gueto (por lo que casi pierde la vida y fue golpeada por soldados más de una vez).
Un hombre de la SS se mudó a la casa de al lado, con lo que tuvieron que cuidar de no hacer ruido, vigilar la casa, procurar no moverse.

A principios de 1944 les pidieron a las hermanas que desocuparan la casa, porque la requisarían para militares alemanes. Sus huéspedes querían que huyeran para salvarse, ellas se niegan. A las dos horas, les dijeron que no era necesario que abandonaran la casa, sino que solo les dieran una habitación donde vivirían dos enfermeras, pues enfrente estaba un hospital. Así, los últimos meses de la guerra, continuaron escondiendo a estas personas bajo las narices de las enfermeras, que solían hacer fiestas en su habitación con los novios nazis.
El 27 de Julio de 1944 el ejército soviético entró en la ciudad, y por fin pudieron salir fuera de la casa las 13 personas a las que Fusia y Helena salvaron durante la guerra. Max le propuso matrimonio a Fusia y vivieron juntos hasta la muerte de él. EN 1961 emigraron a EUA. En 1979 se las reconoció como justas entre la naciones. Ella murió en 2018 a los 97 años de edad. Helena nunca salió de Polonia, y aún vive.

Me gustó mucho conocer esta historia, en muchos momentos sufrí pensando que la cosa acabaría muy mal. Se necesita mucho valor, inteligencia, creatividad para todo lo que lograron. Fusia tejía ropa que vendía en el mercado negro, se movía para que le rindiera más el dinero y poder comprar más alimentos. Era perseguida por un soldado que afortunadamente, no pudo hacerle daño. Dos personas salvaron 13 vidas, siendo muy jóvenes. Reconocieron lo que era correcto, y estuvieron dispuestas a hacer lo que creían que había que hacer por otros. Guau.
Aquí pueden ver un video de ella contando su historia. Reese Whiterspoon eligió este libro para su club de lectura, y hará una película sobre el libro, aunque ya hay una hecha el siglo pasado:
Qué duro fue vivir estos momentos… Una lectura muy interesante y que no conocía. Apuntadísima me la llevo.
Besotes!!