
BRITT-MARIE ESTUVO AQUÍ
Fredrik Bakman
Siempre he pensado que la vejez es un privilegio que no se le da a todo mundo. Y que es maravilloso seguir aquí disfrutando de la vida y que canas y arrugas, si es el precio a pagar, son bienvenidas. Porque la edad nos da sabiduría y valentía. La oportunidad de revisar la vida con otros ojos y mejorar lo que me queda de vida; reinventarme, seguir transformándome, tener nuevas metas. Y Britt-Marie, que anda rondando los 64 años, es el ejemplo perfecto de que nunca es tarde para cambiar el rumbo.
Cuando la conocemos en los primeros capítulo parece difícil. Tiene poco tacto, poca paciencia, muchos prejuicios. Muchas manías (no solo ella, todos tenemos pero ¿por qué es que con la edad parecieran ser más? ¿Ya estaban ahí y las escondíamos de los demás, y llega un momento en que decimos: me he ganado hacer lo que me gusta y los demás que se aguanten? ¿Nos hacemos más quisquillosos? ¿O somos más libres? ¿O ya nos vale lo que otros piensen/si se incomodan/somos más egoístas o al fin nos ponemos en primer lugar a nosotros mismos?).
Luego, claro, se nos va presentando las razones de por que es así, y termina uno lamentando no estar dentro del libro para darle un abrazo.

Britt-Marie ha vivido muchos años de su vida en función de su marido (que es un patán). Él le decía cosas muy hirientes, que ella se creyó. Y para el era más un ama de llaves y hasta la convenció de que era mejor que no fuera con él a eventos de su trabajo porque era socialmente incompetente. Cuando Britt.-Marie lo conoció, el estaba divorciado y ella le ayudo a criar a sus dos hijos, que una vez adultos, no volvieron a verlos ni cuando a él le dio un infarto. Y ella crio a los dos hijos de él, para no volver a verlos una vez que fueron adultos.
Llega a vivir a Borg, un pueblo que está a punto de desaparecer por la crisis, donde solo permanece los que no han podido irse. La crisis ha dejado sin trabajo a muchos, sobreviven a duras penas, y los niños del pueblo juegan futbol en un campo improvisado. Ahí llega ella buscando reencontrarse cuando se enfrenta a una crisis en su vida. Donde rememora de donde vienen sus habilidades y defectos, que ha permitido y que ya no permitirá en su vida.
Y la historia, a pesar de parecer sencilla, de ser fácil de leer, nos hace preguntarnos cosas profundas: ¿a quién hago invisible en mi vida? ¿En dónde me invisibilizo? ¿Soy querida porque soy necesaria para satisfacer necesidades o por mi? ¿Qué va a pasar el día que ya no cumpla con ciertos roles?¿Qué tanto hago caso a mis necesidades? ¿Soy invisible para mi? ¿Me he borrado por atender a otros?
Tiene momentos hilarantes. A pesar de que parece un libro sombrío, no lo es. Porque al final, al relacionarse sin juicios, aceptando quienes son, Britt-Marie cambia y cambian los del pueblo. Hasta el marido cambia un poco al final (muy poco, pero utiliza sus talentos para un bien comunitario). Y los personajes son entrañables: pirata, Vega, Sami…ellos eran mis preferidos. Por cierto, el título me encanta: finalmente dejó de ser invisible. Y todo mundo sabía que había estado ahí.
En Storytel está el audiolibro y es una muy buena narración. Yo compré mi ejemplar en la Gandhi.
Hola, gracias por la recomendación. Saludos!
Perdon no quería enviar el mensaje as{i, estoy peleando con el internet y parece que hablo en jeroglíficos, lo que quería decir es que parece un libro interesante y me recuerda a un libro estoy leyendo ahora el tema de la vejez y el carácter de su protagonista, es Las mujeres del mar de Lisa See. Me lo apunto para cuando quiera algo similar, ahora si saludos XD
Noctua: ¡bienvenida! ahh, maravilloso libro el de Lisa See, lo disfruté mucho.