LA HIJA DE LA COSTURERA
Joumana Haddad
Un libro de una escritora libanesa, que quiere hacer un homenaje a su abuela materna, que sobrevivió al genocidio armenio a manos de los turcos. Es una mujer que además de ser escritora y periodista, es activista por los derechos de la mujer, escribe poesía y ensayo, es redactora en jefe para la revista Jasad (especializada en literatura y artes del cuerpo). Constantemente está en la lista de mujeres árabes más influyentes del mundo por su activismo social y cultural. Trabaja en educar a los jóvenes porque sabe que es la única manera de acabar con prejuicios y costumbres dañinas, y lo hace a través de la organización para jóvenes que se llama Joumana Haddad Fredom Center donde hablan sobre la igualdad, la libertad, la inclusión y la laicidad.
Valores importantes, porque en esta novela vemos que estos cuatro son esenciales para que en esa zona del mundo, que es un polvorín desde hace 100 años, se pueda vivir en paz con el vecino que quizás tiene otra nacionalidad, otra religión, otra lengua, que puede o no querer vivir apegada a costumbres milenarias, donde el machismo somete de manera terrible a la mujer, y la religión crea fanáticos que después se vuelven terroristas en aras de una guerra sagrada.
Vivir, y dejar vivir es algo que se nos dificulta mucho. Siempre sentimos saber que podemos decirle al otro lo que le conviene para su vida, sean amigos, vecinos, parientes y al parecer es casi imposible en el caso de los hijos.
Esta es una novela que abarca 100 años, y donde cada mujer (bisabuela, abuela, madre, bisnieta) enfrenta guerras particulares, y va arrastrando heridas que le entorpecen las relaciones con los más cercanos. Cuando no son las guerras externas, son las internas las que nos van marcando: los secretos, el silencio, la culpa, la falta de oportunidades, la sociedad que juzga y condena.
De temas hay ¡un montón! Uno es el exilio, quien tiene que salir de su tierra no se siente seguro a donde llega, porque hasta allá pueden llegar sus perseguidores, o encontrar nuevos en ese lugar; la violencia sexual que daña para siempre, que deja secuelas que impiden confiar en otros; otro tema importante son la culpa y el silencio, nos llevan a auto agredirnos, a que seamos violentos con los hijos y les heredemos nuestros dolores no sanados; la relación mala de un matrimonio que marca a los hijos a los que se les dificultará tener relaciones sanas. La falta de sororidad entre mujeres, porque no hemos aprendido más que a meternos el pie unas a otras (¡que terrible la relación entre nueras y suegras en este libro! ¡cuántas faltas de respeto! ¡pareciera que gozan de ver quién daña más a la otra! Y en medio de eso, se llevan una al hijo -la otra al marido- entre los rayos de su odio-). Otro tema es la carga tan grande que imponemos a veces a los hijos: nos negamos a darles herramientas, educarlos y esperar que vivan su vida como quieran, y más bien se escribe un guión de lo que se quiere que hagan y lo que han de evitar, porque es lo que hubiera querido para mi vida. Si no los veo y acepto como son ¿los conozco? ¿los amo? ¿Me dejo conocer y amar?. Hay una relación de madre e hija que es sumamente difícil porque al querer proteger a una hija, se la deja sola.
Hay un rayo de esperanza, cuando esa madre le dice a la hija: «la vida es corta, vive como quieras».
Me ha dejado muy buen sabor de boca, con ganas de leer su libro ensayo “Yo maté a Sherezada:”
Pueden leer las primeras páginas, aquí.