LA BIBLIOTECA DE PARÍS
Janet Skeslien Charles
La autora es estadounidense, nacida en 1971. En 1999 se fue a vivir a París, y trabajó en la biblioteca que da título al libro. Dice que se le ocurrió novelar varias historias reales de las que se enteró sobre cómo funcionó la Biblioteca Americana de París durante la Segunda Guerra Mundial.
Las bibliotecas son como pulmones – garabateó en una hoja, a pesar de que a la pluma le costaba seguir la velocidad de sus ideas. Los libros son el aire fresco que necesitamos para que nuestro corazón siga latiendo, para que nuestro cerebro siga imaginando, para mantener viva nuestra esperanza. Los abonados dependen de nosotros para informarse y comunicarse. Los soldados necesitan libros, necesitan saber que sus amigos de la biblioteca se preocupan por ellos. Nuestro trabajo es demasiado importante: ahora no podemos parar.
Les ofrecemos a los estudiantes lo que necesitan; al público general, los libros que quieren, y a los soldados, lo que podemos. Ésa es nuestra aportación: no rendirnos, aspirar a hacer una contribución más amplia a la humanidad.
¿De qué va la trama? Odile Souchet trabaja en la Biblioteca Americana de París. Vive en casa con sus padres (él oficial de policía; ella, ama de casa) y su hermano, que es un joven que busca cambiar el mundo protestando -para gran disgusto de su padre-. Comienza la segunda guerra mundial, Paris es ocupada por los nazis y la Biblioteca hace lo posible para ser un remanso en esos tiempos escabrosos. Peligran los libros, porque hay unos que serán sacados de la biblioteca por las autoridades alemanas por considerar que tienen palabras e ideas prohibidas que deben destruirse. Después sacarán colecciones completas de la cultura que piensan erradicar. Luego, se prohibirá la entrada a los judíos. Los bibliotecarios desobedecerán esa restricción, y les llevarán libros hasta sus casas. No saben el peligro que corren, pues no han visto de lo que son capaces los alemanes. Comienzan a desaparecer algunos de sus abonados, se dan cuenta de que hay departamentos que cambian de dueños, sin que nadie sepa donde está el inquilino anterior; la biblioteca manda libros a los soldados que están en campos de prisioneros, a los que están en el frente.
Y uno diría ¿para qué esforzarse tanto? “Este libro es un mapa; cada capítulo es un viaje. A veces el camino es oscuro; otras, nos conduce hacia la luz”. Estaban seguros de que un libro es un capullo que puede proteger el alma en los tiempos difíciles, que puede ayudar a no estar solo, a encontrar maneras de escapar del horror.
La trama ocurre en dos espacios temporales, uno durante la ocupación de Paris; el otro, años después en Estados Unidos. Odile ha envejecido, y no le gusta hablar de la guerra. Tiene a una vecina, Lily que la hace encontrar razones para seguir adelante. Lily tendrá más problemas que los que aquejan a cualquier adolescente: tiene que vivir un duelo, aceptar las nuevas condiciones de su familia, y Odile será una gran amiga para ella, a pesar de la diferencia de edad.

Un libro que recuerda la importancia que tienen los libros en los tiempos difíciles. En México acaba de haber una controversia por unas palabras de Marx Arriaga precisamente por sus comentarios sobre la lectura. Me pregunto que pensaría de estos bibliotecarios tan valientes (aunque se que no tiene respeto por los verdaderos, con todo lo que le hizo a Daniel Goldín y el poco respeto que mostró por su trabajo). Si quieren saber de la controversia, lo encuentran en la página de facebook de bibliobulimica.
Cerraría con esta cita: Todos tenemos un libro que nos ha cambiado para siempre … un libro que nos permite saber que no estamos solos.
¡Cuéntanme! ¿cuál es ese libro que te ha cambiado para siempre?