TE REGALARÉ LAS ESTRELLAS
Jojo Moyes
Un libro novelado sobre la maravillosa labor que llevaron a cabo mujeres durante la era de la depresión (1937) en Kentucky. El programa se llamó Pack Horse Library Project; comenzó porque en 1936 la Asociación de Bibliotecas Estadounidenses estimó que alrededor de un tercio de la población no tenía un acceso razonable a los materiales de las bibliotecas públicas; en Kentucky el porcentaje de población analfabeta además rondaba el 31%, y las personas de ahí querían aprender, pues creían que la educación podía ayudarlos a escapar de la pobreza. Este proyecto, dirigido por Ellen Woodward, que le reportaba directamente a Eleanor Roosevelt, contrató mujeres bibliotecarias, que llevarían libros en la región de los Apalaches, con un salario mensual de 28 dólares.
Estas mujeres valientes llevaban libros a las casas alejadas enclavadas en las montañas Apalaches. A veces eran solo libros de dibujos, para entretener a los niños; había otros para aprender a leer, novelas, revistas de donde sacaban recetas de cocina, patrones para hacer ropa, tejer, bordar; libros sobre como atender diferentes emergencias y enfermedades…y un libro que no estaba en el catálogo, pero que pasaba por debajo del agua, para ayudar a los matrimonios en materia sexual. En ese tiempo, esos libros eran su conexión con el mundo exterior. Servían para aprender, para escapar de su realidad, para imaginar otros mundos posibles o diferentes soluciones a sus problemas.

La visita podía al principio considerarse una invasión, y uno de los personajes incluso recibe un balazo de alguien que no quería recibir a nadie, pero después, eran esperadas con ansias para recibir más novelas, más información; volvían a pedir aquella revista que traía la receta del pay de conejo, porque no la habían anotado, por ejemplo; y por supuesto, libros y revistas se dañaban con el uso: los libros eran reparados, y a las revistas les separaban las páginas estropeadas de las buenas, y se volvían a coser, a veces con páginas de otras revistas para poder darles nueva vida.
El proyecto finalizó en 1943, cuando se dejó de financiar el programa. Mientras existió, se pusieron en marcha 30 bibliotecas ecuestres que prestaron servicio a 100,000 personas y 155 escuela de los condados de la zona.
En la novela, como en la vida real, hubo quien despotricó contra las bibliotecarias: era mal visto que trabajaran, que usaran pantalones, que promovieran la lectura porque descubrieron que la lectura da libertad al proveer conocimiento y ensanchar miras; eso no era bueno para quienes querían seguir esclavizando a las personas (bueno, no estaban como esclavos, pero los empleados de las minas de esos lugares pasaban como tales: sin derechos, sin atención médica, sin sindicatos que les protegieran). Vemos a los personajes cambiar gracias a que aprender a leer, o a lo que van leyendo. Y a las mujeres que hacían esta labor, también las vemos cambiar a través de la relación que establecen unas con otras (no habrían sido amigas si no se hubieran conocido ahí, pues provenían de círculos sociales diferentes) y la relación que establecieron con quienes conocieron a través de llevarles los libros.
Las mujeres que llevan los libros son Alice, una inglesa que se había casado con un habitante de ese pueblo, y que llega a vivir con el suegro (que era espantoso, manipulador, y que manejaba al hijo como títere); Margery, la rebelde del puebl; Izzie, una joven con una discapacidad física que la encerraba en sí misma; Sophia, una joven que contratan a escondidas para que arregle la oficina y los libros, y que sabía de bibliotecas, pero al ser de color, tenia que trabajar a escondidas para que los vecinos no fueran a denunciarla, o agredirla.
Una novela que me dejó con calidez en el corazón. 😊 Se dice que próximamente será llevado al cine.
Te voy a compartir mi conclusión: las mujeres somos totalmente AMOR y por lo que amamos estamos dispuestas a todo. Mira que la mujer más independiente, libre y contestataria es capaz de dejarse morir para que su hija no sufra el estigma de una «madre asesina»…. Y aquellas que por amor a dar un respiro de su cotedianeidad a aquellos aislados del mundo, son capaces de recorrerlo y compartirse… Estoy segura de que a traves de la historia, las mujeres hemos «perdido» nuestra fuerza y valor en pos de lo que amamos…. Que al final no es una pérdida, es un darnos con todo lo somos…
gracias Clau, por pasarte por acá y contarme que te pareció. Ya Margery sabía lo que era crecer con un estigma, y no quería eso para su hija…no quería que se repitiera la historia. Aunque ¿se habría repetido? sus circunstancias habían cambiado (en el caso de ella, tenía un buen hombre a su lado, por ejemplo). Y coincido contigo: al final, nos damos con todo lo que somos y eso nos hace grandiosas (comencemos por decírnoslo nosotras). Un beso y un abrazo bien apretado, Ale.