LIBRO: Prohibido Nacer

PROHIBIDO NACER

Trevor Noah

Reto Tsundoku

 

Ya va por su 18ava edición en inglés.

Fue un bestseller en la lista del New York Times y estuvo ahí durante 26 semanas. Traducido a 10 idiomas. Se le dio el Premio Thurber de Humor Americano, y fue nombrado libro del año por el New York Times, Newsday, Esquire, NPR, y Booklist.

 

Trevor era hijo de Patricia Nombuyiselo Noah,  negra de la tribu xhosa. Su padre, Robert, suizo-alemán blanco.  Durante el apartheid en Sudáfrica, las relaciones entre ellos estaban prohibidas y Noah resultado de que se habían quebrantado las leyes. Así, no podía ir por la calle con su padre. Tenía que caminar lejos de él. Y su madre pretendía que era la criada que lo cuidaba. Si las autoridades se hubieran dado cuenta de él, se lo habrían quitado a los padres y el estado se hubiera encargado de él.

Su padre y su madre no vivieron juntos, pero decidieron tener a ese hijo. “Nuestro encuentro reafirmaba el hecho de que él me había elegido. Había elegido tenerme en su vida […] Él me quería. Elegirlo es el regalo más grande que le puedes hacer a otro ser humano”. Y saber que había sido deseado, quizás es lo que le ha dado la resiliencia que tiene.

Su madre tenía su manera de protestar por el apartheid y  simplemente no acataba las leyes. Vivía en donde no podía vivir, tuvo el hijo que le dijeron que no podía tener y trató de educarlo como un ser humano libre; si trabajaba duro, podría hacer lo que quisiera, ser quien quisiera y trataba de alimentar su cuerpo, espíritu, mente y lo mandó a la mejor escuela que pudo permitirse. “Me crió como si yo fuera un niño blanco; no en términos culturales, sino en el sentido de hacerme creer que el mundo estaba a mis pies, que tenía que decir siempre lo que pensaba y que mis ideas, pensamientos y decisiones importaban. Nos pasamos el día diciendo que uno tiene que hacer realidad sus sueños, pero uno solamente puede soñar con lo que es capaz de imaginar, y dependiendo de dónde vengas, la imaginación puede ser muy limitada.

 

Patricia Noah

“Después del inglés, el segundo idioma que hablábamos en mi casa era el xhosa […]es un idioma muy apasionado. Además, mi madre había aprendido varios idiomas por ahí. Había aprendido zulú porque se parecía al xhosa. Hablaba alemán por mi padre. Hablaba afrikáans porque era útil saber el idioma de tus opresores. Y el sotho lo había aprendido en las calles […] El idioma, todavía más que el color, define quién eres para la gente. Quizás no tuviera la misma apariencia que tú, pero si hablaba como tú, me convertía en ti.”. Saber estos idiomas sería una tabla de salvación para él en muchas situaciones. Le ayudaría cuando estuvo encarcelado, a encontrar aliados.

Pero antes de eso, fue un niño travieso, inquieto, que siempre era conocido en el barrio por las trastadas que hacía. Durante un tiempo, vivió con su abuela (la madre de Patricia) y decía que su color de piel hacía que lo trataran diferente a los primos. A ellos si les pegaba la abuela cuando hacían travesuras, a él no; porque le daba miedo dejarlo con moretones. Cuando se juntaban a hacer oración, le pedían a él que orara y como lo hacía en inglés, creían que sus oraciones serían escuchadas de manera preferente. Eso, creer que alguien estaba más cerca de Dios por el color de la piel, es lo que dice Noah que es la mayor ganancia del Apartheid: hacerte creer que eres diferente, menos digno, que tendrás que trabajar más para ganar lo mismo.

La madre, una mujer profundamente religiosa, trató de educarlo para ser un hombre de bien. Cuando llegó la adolescencia y no podía comunicarse con él hablando, decidieron hacerlo a través de cartas. Ella le escribía citas bíblicas que hablaban del respeto debido a los padres y él respondía ingeniosamente. Podían estar muy enfadados uno con el otro, pero ya no discutían de frente y tenían tiempo de enfriarse antes de  responder. Siempre estaba alentándolo a ser lo mejor como estudiante, hijo, persona.

Soweto, donde vivió un tiempo.

Vivió cosas muy difíciles, pero Trevor no se sienta a lamentarse de su suerte. Tiene un agudo sentido de observación social, donde puede detectar  -igual que lo hacía su madre- las incongruencias entre lo que se dice que se debe hacer, y lo que se hace…y ellos buscan ser  congruentes con ellos mismos  y lo que quieren. ¿Cuántos no se quedan atorados en un evento, y no pueden salir de ahí? Lo revisan desde todos los puntos de vista posible y siguen ahondando en la herida, cada día. Hace falta mucha fortaleza para no dejar que el pasado te tenga prisionero. Y él lo logra.

Durante un tiempo, consiguió dinero vendiendo música pirata, en otras ocasiones, vendiendo mercancía robada. Acabó en la cárcel. El libro no cuenta como fue que salió de Sudáfrica para ir a triunfar en Hollywood, porque eso lo contará en la segunda parte de estas memorias.

Mandatory Credit: Photo by Neil Rasmus/BFA/REX/Shutterstock (9047196ab)
Lupita Nyong’o, Trevor Noah
Calvin Klein 205W39NYC show, Spring Summer 2018, New York Fashion Week, USA – 07 Sep 2017

Por lo pronto, este libro será llevado a la pantalla grande con Lupita Nyong’o como la mamá de Noah.

El libro me encantó. Es un hombre inteligente, mordaz, y sobretodo, feliz.

Algunas citas:

«Tener dinero te da opciones. No es que la gente quiera ser rica. Lo que quiere es poder elegir. Y cuanto más rico seas, más opciones tienes. Esa es la libertad que te da el dinero.

“Aprende de tu pasado y haz que ese pasado te ayude a ser mejor persona. La vida está llena de dolor. Haz que ese dolor te mantenga despierto, pero no te aferres a él. No te amargues».

“La genialidad del apartheid fue convencer a una población que constituía la mayoría aplastante del país para que se volvieran unos contra los otros. […]Por entonces la población negra de Sudáfrica superaba en número a la blanca en una proporción de casi cinco a uno, pero estaba dividida en tribus distintas que hablaban idiomas distintos: zulú, xhosa, tswana, sotho, venda ndebele, tsonga, pedi y otros. Mucho antes de que existiera el apartheid, aquellas facciones tribales ya estaban enfrentadas e iban a la guerra entre ellas.”

“Quizás el más cruel de estos enfrentamientos era el que mantenían los dos grupos dominantes de Sudáfrica: los zulú y los xhosa. El hombre zulú es conocido como guerrero. Es orgulloso. Baja la cabeza y lucha. Cuando los ejércitos coloniales invadieron su tierra, los zulús se lanzaron a la carga sin nada más que lanzas y escudos […] Los xhosa, en cambio, se enorgullecen de ser los pensadores. Mi madre es xhosa. Nelson Mandela era xhosa.”

 

 

 

 

 

6 comentarios

  1. A mi este libro me gustó bastante. Me abrió los ojos a una realidad, no tan lejana, y que aunque ya no se llame apartheid, continua existiendo el racismo.
    El tono en que cuenta estas historias, su propia historia, tan duras, hace mas fácil la lectura. Se nota su profesión de monologuista, con el toque de humor.
    Su madre increíble, una fortaleza tremenda.
    No sabía que van a hacer película, a ver que tal la adaptan.
    Un abrazo

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