EL CUERPO EN QUE NACÍ
Guadalupe Nettel
La autora es mexicana y tiene varios premios en su haber: Narrativa Breve Ribera del Duelo y el premio Herralde de novela, el Anna Seghers, el Antonin Artaud, el Premio Nacional de Cuentos Gilberto Owen y el Prix Radio France Internationale.
Es el segundo libro que leo de ella, y me gustó mucho más que el anterior (que era de cuentos). Este es un libro muy personal, pues Guadalupe se inspira en su infancia (cuando su mamá se entera que está escribiendo sus memorias se siente muy vulnerable). Vivió en la ciudad de México en la década de los 70`s y su mundo es muy distinto de la ciudad provinciana donde yo crecí. Sus papás querían experimentar con una manera más libre de criar a sus hijos, y estaban rodeados de personas que pensaban como ellos. En un periodo de su vida, donde sus papás se divorcian, quedan a cargo de la abuela materna que era el otro polo en cuanto a educación se refería: muy rígida y estructurada, lo que provoca mucha confusión, enojo y frustración a la joven Guadalupe (que además, se acercaba a su adolescencia).

Más adelante, su madre que está estudiando en Francia, se lleva a sus hijos (ella era la mayor, y tiene un hermano menor) y bueno, en Francia se vive como extranjera y marginada. Vivían en uno de los barrios donde había mucho migrante, y ella lo era mucho más, pues venía de un país –para ellos- muy, muy lejano (así como dice Shrek).
Es un libro que he disfrutado mucho. Supongo que mientras lo escribía comparaba la madre que ella es ahora, con la que tuvo, o quiso ser su madre. Y entre unas cosas y otras, también cuenta la importancia que para ella tuvieron sus redacciones infantiles, donde dejaba de ser la “rara” para convertirse en la niña a quien todos los compañeros le pedían los usara de personajes en sus relatos, como esto y su naturaleza observadora ahora son parte de ella como escritora; o el consuelo que encontró en los libros con los que se topó en sus momentos más difíciles.
Primer libro para mi reto: Leer libros escritos en español.
“El libro me comprendía como nadie en el mundo y, por si fuera poco, también se permitía hablar de cosas que difícilmente una logra confesarse a sí misma, como las ganas irreprimibles de asesinar a alguien de su familia”
“El dolor permanece en nuestra conciencia como una burbuja de aire cuyo interior está intacto, esperando a que se le invoque o, en el mejor de los casos, se le permita salir.”
“El silencio, como la sal, es de una levedad sólo aparente: en realidad, si uno deja que el tiempo lo humedezca, empieza a pesar como una especie de yunque.”
“Estos son, sin duda alguna, los recuerdos de mi infancia y adolescencia, mezclados en una intrincada madeja con una infinidad de interpretaciones de las que ni siquiera soy consciente. A veces pienso que abrir la pesada cubierta que me separa de la cloaca y resucitar los dolores del pasado no me sirve para nada, excepto para reforzar esa sensación de desasosiego, que me trajo hasta el consultorio. También me pregunto si su silencio no ha fomentado la incertidumbre en la que ahora me encuentro. A veces, me da por dudar de toda esta historia, como si en vez de una vivencia se tratara de un relato que me he repetido a mí misma una infinidad de veces. Al pensar esto, la sensación de desconcierto se vuelve abismal e hipnótica, una suerte de precipicio existencial que me invitara a dar un salto definitivo.”
“El cuerpo en que nacimos no es el mismo en el que dejamos el mundo. No me refiero sólo a la infinidad de veces que mutan nuestras células, sino a sus rasgos más distintivos, esos tatuajes y cicatrices que con nuestra personalidad y nuestras convicciones le vamos añadiendo, a tientas, como mejor podemos, sin orientación ni tutorías.”
Me gusta lo que has contado de este libro. Lo tendré en cuenta.
Un abrazo
Blanca:
espero que lo encuentres por aquellos lares (Y).
Un beso,
Ale.
No conocía a la autora, pero parece un libro interesante, con esos choques de cultura y educación.
Y en cuanto a su anterior libro de relatos, igual es que eres un poco como yo, que los relatos no son lo tuyo jeje.
Besotes!
Pues no conocía este libro. Y me ha resultado muy interesante. Me apunto su título.
Besotes!!!
Margari:
espero que lo encuentres y si lo lees, que te guste 😉
un beso,
Ale.
Isi:
tengo que confesarlo: no son lo mío ¡es verdad! 😉 soy más de novelas.
Aunque no dejo de reconocer que se necesita un talento especial para escribirlos.
Un beso,
Ale.
Isi:
así exactamente como tú 😛 los relatos no son lo mío jajaja…pero ahí estoy leyendo el género para ver si comienzo a aficionarme.
Un beso,
Ale.
Me lo llevo de cabeza =)
Besotes
Shorby:
¡yeiiiiiiii!
besos,
Ale.
Las citas me gustan, sobre todo la del silencio. Estoy convencida de que es un libro agradable de leer, pero no me comprometo, que ya ves lo lento que voy últimamente.
Icíar:
acá no me da la vida para poner este rincón cual se debe 😛 la vida tiene otras prioridades.
Ya será cuando sea 😉
un beso,
Ale.
Hola, Ale, me alegra encontrar esta novela comentada por ti porque acabo de leer El huésped, que no me gustó nada, y me preguntaba si alguna otra novela de Nettel sería mejor que esa.
Ya veo que sí, me la apunto para los pendientes, ¡un abrazo!
Andromeda:
espero que este libro te guste más. Yo lo he disfrutado mucho.
Un beso,
Ale.
Pues en casa tengo un libro de esta autora aunque no recuerdo el título (¡increíble lo mío). Creo recordar que es de Páginas de Espuma. A ver si lo desempolvo, que será lo primero que lea de esta mujer.
bsos!
Rosalía:
ahhh eso a mi antes no me pasaba (ahora si buuuuuu).
Ya me contarás cuál es, o lo veré en tu blog 😀
un beso,
Ale.
Tomo nota también de este libro…desconozco a la escritora y el título ni si quiera me sonaba…a veces deambulo un tanto sonámbula por el mundo de los libros y me quedo solo con los que «hablan un poco de lo mismo»,…Suena muy bien lo que cuentas, y algunos de los fragmentos que nos has dejado. Buscaré información y veremos…aunque tardaré mucho, Ale, soy muy lenta con los libros y en casa me esperan muchos…
Un abrazo
María:
lo bueno es que ya sabes que existe, y por ahí quedó la semillita de querer leerlo 😉
un beso,
Ale.