LIBRO: El Dador

EL  DADOR

Lois Lowry

 

Este libro fue escrito en 1993, y en 1994 ganó la medalla Newbery y vendió más de 3.5 millones de copias en todo el mundo. Si bien no a todos los padres les gusta (dicen que promueve la eutanasia y quita importancia al papel del los padres en una familia), los bibliotecarios le dieron el premio Margaret A. Edwards que honra al autor cuya obra contribuye a la literatura juvenil.

Lowry dice que la inspiración para este libro le llegó en 1992, cuando sus padres, ya de ochenta y pico de años, estaban en un asilo. Su madre estaba ciega y aunque su padre parecía más frágil, estaba muy bien mentalmente. Pero un buen día, su memoria comenzó a fallar. Su madre quería platicarle las historias de su vida, y así lo hacía, incluso aquellas que aún eran dolorosas. Y su padre se quedaba sin poder relacionarse con ellas, ni recordarse inmerso en ellas. Ella había tenido una hermana que murió y esto aún le dolía a la madre cuando lo platicaba. En cambio su padre ni la recordaba. Esto la hizo pensar ¿quién somos sin memoria? ¿Qué sería de nosotros si tan solo pudiéramos recordar los buenos momentos, borrando los dolorosos? ¿si quitamos los recuerdos dolorosos a toda una sociedad sería mejor o peor?

«El poder de la imaginación nos hace infinitos»

Y así, comenzando a imaginar esto, nace el libro.

En esta sociedad distópica, la unidad familiar consiste de mamá, papá, hermano y hermana. Pero no están unidos por lazos biológicos, sino que los padres se eligen cuidadosamente y se pone a su cuidado los bebés que se ha aprobado que estén con ellos por los rasgos de personalidad que demuestran en los cuneros. Los niños reciben su nombre en una ceremonia y crecen en camadas anuales (y se les conoce como los unos, los dos, etc, según su edad). Se les enseña a hablar y explicarse bien, a pedir disculpas y a nunca comentar sus sentimientos. Son muy estrictos en cuanto al uso del lenguaje. Este debe servir para calmar, no protestar, ni hacer preguntas. Cuando llegan a la adolescencia se les obliga a tomar una pastilla para que las hormonas no hagan de las suyas (les permite crecer y desarrollarse, pero no experimentar anhelos sexuales).

En una ceremonia anual, cada grupo de edad recibe  lo que le toca a todos los de la camada. Así el primer año es el nombre, en otro año una bicicleta, los niños van haciendo servicio social y cuando tienen 12 años se les asigna el estudio de la profesión para la que han mostrado habilidades. Jonás, el protagonista, recibe la encomienda de ser “el receptor de la memoria”. Y no les cuento más, porque sería imposible hacerlo sin contarles hilos que son importantes que sean descubiertos por el lector.

Me dejó pensando en la importancia de la memoria. A través de ella se quién soy, y qué me ha hecho así. Gracias a ella puedo ser agradecida por lo que he tenido, y también me permite crecer ya que me hace consciente de mis fallos y las decisiones equivocadas que he tomado en el camino. En el libro, Jonás descubre que sin memoria no hay nostalgia, no hay dolor…pero tampoco hay verdadera alegría, felicidad; que esta viene de poder hacer elecciones en la vida, no sólo seguir reglas dictadas por una sociedad. Si los demás me dicen como soy y qué debo ser no es posible que yo encuentre el dictado de mi alma (como diría Joseph Campbell).

 

Igualmente, si yo no pudiera recordar los malos momentos, no sería capaz de valorar los buenos momentos de mi vida. Uno le da significado al otro. Y me hizo consciente de la gran riqueza de que cada uno sea como es. ¡Esto es lo que da sabor a la vida! Las diferencias en la personalidad de cada uno,  hacen que la experiencia de todos sea más amplia. ¿Qué chiste tendría que sólo pudiera pintarse desde una escuela de pintura? ¿qué no existiera la variedad en los géneros musicales? ¿en las obras escritas? (por cierto, algo que me ponía la carne de gallina es que en esta sociedad no hay libros; el único que puede leer libros es el receptor de memoria).

En el libro, al tener controlada la memoria  de la población, la comida, el clima, etc, etc, etc, las personas ya no perciben los colores. ¿Cuántas cualidades de la vida soy incapaz de percibir por estar “acostumbrada” a ciertas ideas? ¿puedo fluir con los cambios que se presentan a mi agenda o voy por ahí renegando sin apreciar las nuevas situaciones?. Este libro será para jóvenes 😉 pero a mí me hizo pensar mucho.

28 comentarios

  1. Recientemente me lo han recomendado (no lo conocía) y ahora con tu reseña, más ganas le tengo todavía. Estos libros de sociedades distópicas siempre hace reflexionar mucho.

    • Isi:
      y además, es cortitito ¿cómo vas con el reto de Meribélgica? Me falta el libro para el meridiano 180-195, y vi que se puede leer «Noches blancas» de Dostoievsky…creo que ya con ese termino 😉 ¡yupi! (porque creo que será el único reto que terminaré…
      un beso,
      Ale.

  2. Es domingo, me he levantado demasiado temprano y me duele la cabeza…

    De momento no tengo muchas ganas de que me hagan pensar, pero desde luego tomo nota de tu recomendación, como siempre.

    Un beso.

  3. Hace tiempo que tenga esta novela ys sus otras partes en mi lista de deseos…y viendo que encima da para pensar sobre el tema de poder eliminar los malos recuerdos, me resulta muy interesante.
    Un beso!

  4. Pues sí, pese a ser un libro juvenil parece que tiene mucha miga y temas para quedarse pensando en ellos, especialmente en esta sociedad en la que parece que se quiere llegar a algo así, a una anestesia generalizada de todos, sin preguntarnos nada y tan solo aceptando ciegamente lo que nuestros gobernantes nos imponen. Muy interesante la reseña. Un beso

    • Carol:
      a veces se deja que el gobierno decida todo por desidia, por no querer involucrarse…y cuando las cosas van mal es entonces cuando hay movilizaciones, cuando los gobiernos deberían todo el tiempo ser evaluados por los ciudadanos, debían entregar cuentas de lo que están haciendo. Es un tema que da para mucho.
      Un beso,
      Ale.

  5. No lo conocía, pero parece muy interesante. Ya solo la reseña me ha hecho pensar mucho, así que imagínate si leo el libro, invita a reflexionar. Enfermedades como el alzheimer son horribles y nos hacen valorar la memoria, los recuerdos, tanto los buenos como los malos, coincido en que sin los malos no sabríamos valorar tanto los buenos. Un abrazo, felicidades por esta gran entrada.

    • Goizeder:
      tienes razón, el Alzheimer es terrible porque nos aparta de nosotros mismos ¿quién es uno sin recuerdos? A mi me parte el alma ver como una noticia mala es nuevamente vivida como si se recibiera por primera vez…se vive una y otra vez ese dolor.
      Gracias a tí por leerme y tus palabras 😉
      un beso,
      Ale.

  6. Cuántas entradas me he perdido! Que me explique el señor blogger por qué tu blog no me aparecía ya en la lista de blogs que sigo…
    En fin, a ver si me pongo al día poquito a poco. Este libro no lo conocía, pero por lo que cuentas, buena pinta tiene. Y si invita tanto a la reflexión, creo que va a ser un libro que pueda gustarme, así que anotado queda.
    Besotes!!!

  7. Ale, me ha encantado el tema del libro. Disfruto mucho leyendo las distopías, así que me lo apunto para hincarle el diente en cuanto pueda.
    Sabes? A mí, la perdida de memoria es la enfermedad que más miedo me da (tanto padecerla, como verla padecer a quienes quiero). Es como si toda tu vida desapareciera y, con ello, todo lo que has aprendido. Me parece tan sumamente triste eso de no conocer a las personas que has amado tanto… pufff lo pienso y se me saltan las lágrimas.
    Gracias por este descubrimiento querida,
    Un besazo!

    • Ma. José:
      a mi también me da miedo la pérdida de memoria, más porque después de un accidente no sabes lo que me cuesta reconocer rostros. Reconozco a las personas porque les escucho la voz, o después de verlas con frecuencia, mis neuronas las reconocen. Pero ¡ayyyy! a veces doy unas metidas de pata que no veas.
      Me alegra que te interese leerlo.
      Un beso,
      Ale.

  8. Me recuerda un poco, aunque no tiene nada que ver a Lágrimas en la lluvia, por esa importancia de la memoria, que tenemos como algo que ni nos planteamos, pero que sin ellla ya no somos los mismos. Tu libro como experimento resulta de lo más interesante, aunque ahora estoy un poco saturada de distopías, y mira que me han gustado mucho siempre, no sé si será algo pasajero, o un cambio de muda de esos que pasan con la edad.

    • Icíar:
      ahhh es que son pocos los trastornos que nos pueden arrebatar la memoria pero son terribles porque quedamos sin reconocernos a nosotros mismos. Recuerdo haber leído un cuento de una viejecita que estaba terca con la policía de que alguien se metía en su departamento, y le movía de lugar sus cosas…y no era otra cosa sino su reflejo que veía a ratos en los espejos de su casa.
      un beso,
      Ale.

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