LOS JUEGOS DEL HAMBRE
Suzanne Collins
Este es uno de los libros que me ayudaba a cumplir con 2 propósitos: leer libros que ya tenía en casa y fue uno de los que me propuse leer antes de que se estrene la serie (¿o es película?). El tema, una vez comenzado, no me estaba gustando. Pero seguí leyéndolo por esos propósitos.
Me hizo pensar mucho en mi relación con la naturaleza. A mi nada me hace más feliz que ir al bosque, por ejemplo. Me gusta contemplar el verde tan diferente de cada hoja de los árboles, escuchar el viento correr entre las ramas, poner atención en el canto de los pájaros, o intentar entender que dicen los insectos con los zumbidos; salir en la noche de mi cabaña para ver el cielo tachonado de estrellas, prender una hogera y maravillarme ante los tonos cambiantes, danzantes de la flama. Pero ¿convivir con la naturaleza??? No, creo que no. A mi me gusta CON-TEM-PLAR-LA. Si se puede desde la comodidad de mi hospedaje gran turismo, mucho mejor 😉
¿Mataría un animal para comérmelo? ¿Pondría una trampa? ¿Usaría mis ojos y oídos como radares y sonares? No…aunque quisiera. Moriría miserablemente de hambre.
¿Qué cómo lo se? Es hora de que el pollo no me gusta. Para nada. Desde que me acuerdo, no me gusta y ni siquiera puedo cocinarlo si está “entero”. Es decir, puedo cocinar filetes, pero hasta ahí. En el momento en que a ese cadáver se le ve un poco la forma, no puedo ni tocarlo.
Mi nonna tuvo una vez en su casa, cuando estaba de vacaciones por allá con mis hermanas, un guajolote. Y el ave fue húesped 2 o 3 días. Mi nonna tenía una casa inmensa (había sido un hotel pequeño) y había perdido una pierna por la diabetes y usaba una pierna postiza y por lo tanto, no subía mucho más que a dar de comer a sus pájaros una vez al día. Sus verdaderos dominios se limitaban a la planta baja. Y en la planta alta, había un patio donde amarraron al guajolote de una pata con un lazo agarrado a un barrote. Por supuesto, las instrucciones de mi nonna fueron “Niñas, no se acerquen al guajolote” pero ¿quién iba a ver dónde estábamos si ella no subía? No se si la instrucción era para que no lo viéramos como posible mascota, porque temía por la seguridad del guajolote o para que no se estresara porque iba a cocinarlo próximamente. Por supuesto, ese corto tiempo sirvió para que el guajolote se transformara en nuestro amigo.
Por supuesto, con tantas chiquillas alrededor de repente el guajolote delataba que estábamos en el patio, momento en que mi nona gritaba “Chamacas ¿qué están haciendo? ahí voyyyy” pero ya sabíamos que era como el pastor con el lobo: puras mentiras…no subía 😀
¿Qué estaba haciendo cuando mataron al guajolote? No lo se. Creo que a algún lado nos llevaron para que no viéramos ese evento. Pero recuerdo llegar a la casa de mi nonna y ver en la cocina, colgando hacia el patio de al cocina el guajolote decapitado y desplumado y casi me muero de la impresión. Que C.S. I. ni qué nada…me asusté y no sólo no volví a salir al patio y tampoco volví a comer carne esas vacaciones. Hasta pesadillas tuve. Mis dos hermanas de en medio (la número 3 y 4) decían que encontraron la sangre del animal ahí en el patio, y tenían identificado el lugar exacto del crimen (según ellas). Mi nonna me dejaba comer tacos de manteca con sal, sopa de fideos lo que hubiera que no fuera carne. (Desde ese momento le agarré terror a Palle, nana de la casa de mi nonna -y asesina del animal-. No la desobedecí nunca más…¿qué tal que terminara yo como el guajolote??? ¿quién me aseguraba que me tendría piedad??)
Así las cosas, si yo estuviera dentro de los juegos del hambre, sería de las primeras en marchar hacia el más allá.
¿De qué trata el libro? Panem es lo que queda de los Estados Unidos. Sólo 13 distritos, pero después de que el 13avo se quiso rebelar, fue aplastado y de ahí en delante cada año se mandan por distrito 2 “tributos” humanos, que pelearán entre ellos para ver cuál resulta ganador. Y esta competencia se transmitirá en vivo y sus habitantes son obligados a verlos. Es una distopía. Así que ahí va el libro contándonos quiénes van luchando, con qué y quien va ganando.
¿Es muy diferente a a la realidad? Si, en el sentido de que tanta barbaridad no se permitiría en televisión (espero) pero ¿cuánto programa hay que va en contra de mostrar lo mejor de las personas? ¿No se atenta contra la dignidad de muchos en aras del rating? ¿Quién ve esos programas? (cuando menos, los de Panem tienen el justificante de que su gobierno los obligaba a hacerlo)
Ohhh me encantó tu historia con el guajolote (tuve que buscar que, efectivamente, es lo que aquí llamamos pavo, sin más). No me extraña que tuvieras tanto miedo!! jeje
Me recordó a una historia que nos contaba mi abuela de cuando era pequeña, cuando la guerra civil, que las dejaron solas y les dijeron que mataran a un conejo para cocinarlo para cenar. Y fue mi abuela, cogió al conejo y con un palo intentó darle en el cuello, pero era pequeña y no tenía fuerzas y el conejo no se moría… Hasta que tuvieron que ir a casa de la vecina para que las ayudara!! Dice que lo pasó muy mal, porque no quería matarlo y encima le estaba haciendo sufrir en lugar de acabar con él rápidamente… ¡pobre!
En cuanto al libro: hummm no me queda claro si lo recomiendas o no. Es que he leído que está genial, pero no he visto muchas reseñas hechas por adultos, así que por eso te pregunto 😉
Es que a veces he estado tentada, pero entre que es juvenil y que es una trilogía, no he sabido qué hacer…
Isi:
pues yo creía que no eran lo mismo el pavo y el guajolote (mucho más corto el primero ¿para qué lo complicamos tanto entonces por acá?).
¡Pobre conejo! y pobre de tu abuela que no quería hacerlo sufrir…
Fíjate que cuando mis suegros se casaron, mi suegra mataba pollos en el día y mi suegro dice que un día que la vió hacerlo con esa tranquilidad se dijo «tengo que encontrar otro modo de vida que en este peligro» y fue lo que lo hizo salirse del pueblo donde vivían para venirse al a ciudad 😉 el puro miedo eh jajaja.
Y mi suegra sabía hacerlo porque era la mayor, pero también cuenta que un día que otra hermana quiso matar el pollo nada más le dió vueltas y vueltas al pollo y el cuello se alargó y luego por ahí andaba caminando el pobre todo torcido hasta que mi suegra tuvo que rematarlo.
¿Lo recomiendo? si, si no esperas mucho de él…
creo que no me queda claro ni a mi eh jajaja
Un beso,
Ale.
Como siempre Ale, tus historias son geniales jajaja. En cuanto a lo que llegaríamos a hacer por sobrevivir, o incuso porque sobrevivan nuestros hijos (se que esto te llegará más profundo jejej) yo creo que es difícil de predecir, pero estoy casi segura que que haríamos cualquier cosa, en tu caso incluso coger un guajolote y …
En cualquier caso de estos libros me han hablado muy buen.
Un abrazo!
Susana:
ahhh mis hijos…no se si mataría un pollo para ellos. No lo cocino 😀 jajaja…matarlo creo que menos. Pero ¿y si se estuvieran muriendo de hambre? ayyyy, espero no verme ante esa posiblidad nunca jamás.
Un beso,
Ale
😉 me has dejado pensando….
Lo cierto es que hay mucha publicidad y buenas opiniones en torno a este libro, pero no sé por qué, no consigue despertar mi atención. Lo más cierto es que no llegue a figurar en mi estantería, además ahora que estoy en una fase en que cuando voy a librería pocos son los libros que me entusiasman. ¡Un abrazo!
Offuscatio:
espero que pronto salgas de esa fase, y creo que aciertas, este no es un libro que pueda ayudar 😉 hay que buscar otro
un abrazo,
Ale.
Tu historia con el guajolote me ha llamado más que la reseña en sí. Y gracias Isi, que ya iba a buscar en el diccionario cuando he visto tu comentario. Sobre el libro, terminaré picando, que he visto muy buenas reseñas y la curiosidad ya me puede.
Besotes!!!
Margari:
😀 pues debo decir que la curiosidad pudo también conmigo. Y luego leía y veía a mi hijo que ya lo leyóy le decia «pero ¿y quién es el que queda vivo al final?» y me respondía igual que le respondo yo «sigue leyendo» arghhhhhh que coraje da cuando te carcome la curiosidad…
Un beso,
Ale.
Hola. Yo esta saga la leí el año pasado y me encantó
Me atraen mucho las tramas de supervivencia de hecho el reality que mas me gusta es Survivor y una version argentina que se llamaba Robinson. No sé si me convence la actriz elegida para personaje. Aunque es muy buena actriz me parece que da mas edad que la protagonista. Saludos
Valeria:
a mi la serie de survivor no me gusta ehhh (aunque podríamos estar hablando de alguna diferente); y la naturaleza y yo tenemos una buena relación así: a distancia jeje. Veo que tú la disfrutas muchísimo más.
Un beso,
Ale.
Y el animal ¿andaba? Te juro Ale que yo vi la misma escena que tú, pero el pato (en mi caso) ANDABA SIN CABEZA.
Dios mío, qué cosa más horrible, nunca jamás en mi vida me quitaré esa imagen de la cabeza.
He de decir que después de tan traumática experiencia (pero traumática-traumática)
1) No me hice vegetariana
2) No me hice más fuerte
Vamos, que no, que yo caía la primera, eso lo tengo yo clarísimo, y el haber contemplado la más gore de las escenitas, no me ha convertido en una dura superviviente que mataría con sus propias manos a una animal para comérselo, más bien.
1) Me podría hacer vegetariana
2) … si solo pudiera comer los animales que yo misma matara
Loque:
no…no andaba; ya habia muerto y estaba colgado de cabeza sin plumas y sin cabeza. Debe haber sido horrible ver este pato andando y descabezado (¡que horror!)
Bueno, yo me casé con un carnívoro que acostumbraba comer carne en el desayuno, comida y cena. Mi renuencia a cocinar carne le ha salvado la vida (o eso quiero pensar yo jajaja). Pero con mis hijos lo pasé bastante mal un tiempo porque no sabía que darles de comer porque:
a) con la película de babe, el puerquito valiente, no querían comer cerdo
b) luego salió «pollitos en fuga» y no querían pollo
c) con Nemo, no querían pescado. Tengo un hijo muy gourmet que si yo le decía que estaba comiendo filete de ballena, o tiburón, comía. Pero sólo engañado.
Así que esos ya nacieron con los genes modificados. A dos les puedo dar verduras, cereales y leguminosas. Pero mi marido, y el pequeño, sienten que no comen si no hay carne en la comida.
besos,
Ale.
uy, Ale. Comprendo perfectamente que después de eso no quisieras comer pollo o pavo (me ha encantado el nombre).
Está claro que somos capaces de muchas cosas por sobrevivir aunque no sabremos de cuales hasta que nos veamos en la situación.
De momento no me lo apunto que quiero que baje la pila de los que tengo en casa -y además de esos tengo «cinco» de laS bibliotecaS (Puro vicio)
Lammermoor:
cierto: no sabemos de qué seremos capaces hasta que nos veamos en una situación particular. Creo que en la cabeza, nos contamos muchas historias de qué haríamos, pero la realidad es diferente.
Ayy yo ni te cuento como va mi pila de libros…soy un desastre. Y si tuviera que apilar los que tiene el lector electrónico, peor :S
un beso,
Ale.
Me ha gustado mucho la historia que has contado ligada a la reseña de «Los Juegos del Hambre». Leí la trilogía completa el verano pasado, y pasé muy buenos ratos con los personajes. Ahora espero el estreno en la gran pantalla. ¡Saludos!
Jesús:
pues quiero leerme los otros dos libros antes de que llegue al cine 😉
me alegra que me digas que pasaste buenos ratos con los personajes.
Un abrazo,
Ale.
Casualmente lo empecé hace unos días después de que varias personas me instaran a leerlo. Por ahora no tengo una opinión, recién voy por unos 6 capítulos, pero viene entretenido.
Lo que contaste, me recordó a cuando iba a la casa de mi abuela, ella mataba sus gallinas para comer y también las dejaba colgando decapitadas!
Besos.
Luciana:
¡esas abuelas! jajaja…la mía solo lo hizo una vez (eso de tener el ave ahí colgada). Creo que se dió cuenta de lo mucho que sufrimos ese día 😉
un beso,
Ale.
Hola Ale hoy me conformo con aprender Guajolote, me encanta la palabra y tu historia, mucho más que el libro, que puestos a distopías me quedo con 1984…
Un abrazo 😉
El Guisante Verde Project
Maribel:
conocido también como cócono en algunos lugares de esta tierra (digo, ya puestos a aprender palabras). Y los niños pequeños: goro-goro jajaja
un beso,
Ale.
Jajajajajaja vaya tela con el guajalote/ pavo =)
Buena historia!
Tengo ganas de ver la adaptación, aún a sabiendas de que no me va a gustar nada y se van a cargar la esencia del libro… pero la esperanza se pierde lo último, dicen.
Besotes
Shorby:
pues ni idea de que tan fiel vaya a ser…ojalá no aumenten la sangre.
Yo con eso me conformo 😉
un beso,
Ale.
Este es el que más me gustó de todos. Luego la historia pierde fuerza.
Por cierto que me he apuntado a seguirte con un correo lleno de números, espero que no haya problema, no me di cuenta de meter el correo con el que te comento…
Besos
Mientrasleo:
pues ya veremos que tal los siguientes, yo mientras no haya más violencia, me quedo contenta. Me parece una historia original…a ver que tal me va con los demás…del correo pues no te se decir porque la tecnología no se me da muy bien, pero en fin, espero que ni tu ni yo tengamos problemas 😉
un beso,
Ale.
Yo sí que creo que seríamos capaces de retransmitirlo por televisión. Sólo hay que ver como van degenerando los realitys show. Hasta ahora no matan a nadie, pero es lo único que le falta, cada vez son más inhumanos, humillantes y «salvajes».
Creo que muchos de nosotros hemos pasado por algo parecido a lo del guajalote. Creo que en estos caso lo peor es ponerles nombre. Conocía a una señora que compró un cerdito para cebarlo y tenerlo hermoso para la época de matanza, pero mientras dejó que sus hijos jugaran con él. Y cuando llegó el momento, nadie fue capaz de matar a «Marcelino», que fue el nombre que le pusieron los infantes al pobre cerdito. Es que ya era «alguien», tenía nombre, «personalidad propia», en fín, era de la familia.
Ascen:
¡Marcelino! no se me habría ocurrido ese nombre para un cerdito ;)…con respecto a la televisión, si vamos de mal en peor. Aquí un candidato a la presidencia promete mejores telenovelas, como si eso fuera a sacarnos adelante (pero bueno, a lo mejor será la única de sus promesas de campaña que cumpla). Espero que no gane.
Mis hijos tuvieron una vez un pollo, y junto con mis sobrinos, lo paseaban en una camioneta a control remoto. Ya lo perseguían, ya lo acunaban como si fuera bebé…fue un drama monumental cuando Doña Chole lo hizo mole.
A los pobres, con todo y que traté de evitarles vivir lo mismo que yo, lo vivieron así (sin ver al muerto hasta que ya estaba cocinado). Por supuesto, nadie comió mole.
Un beso,
Ale.
Hola Ale hoy encontre tu blog y me ha encantado a mi también me encanta leer, y creo que visitare diariamente tu página para ver tus sugerencias.
Un saludos desde Monterrey.
¡hola Marisol! es un gusto saludarte y verte pasear por aquí 😉
Ale.
Ay, qué penita la historia del guajalote… Tengo la suerte de no haber tenido que presenciar nunca algo así… lo más era que me daba por jugar con los cangrejos que compraba mi madre para la sopa y la paella, y luego los echaba a la cazuela!
Yo creo que tampoco sobreviviría en unos Juegos del Hambre. Leí el libro, el primero me gustó (entretenido, pero poco más), y no me planteé para nada lo que te dio por pensar a ti!!!
¡Un besazo!
Lady Boheme:
vivir lejos de la playa tiene sus ventajas ehh…nunca me tocó ver cangrejos aunque dicen mis hermanas que ellas se acuerdan de las langostas que mi nona ponía a cocer. Pero deben ser recuerdos terribles ehhh…
No cabe duda de que cada cabeza es un mundo ehhh 😉
un beso,
Ale.
¡¡Yo tampoco vivo cerca de la playa!! Mi madre compraba los cangrejos vivos en la pescadería… O_O
No me acaba de llamar y mira que las críticas son positivas pero no sé, no me acaba de atraer…
Besines, Ale!
Carmen:
¡besos también para tí! es lo bueno de que a cada uno nos gusten diferentes cosas: se expande el mundo 😉
Ale
Deja que me ría, con eso de no convivir con la naturaleza, sino contemplarla desde la comodidad de tu casita bien resguardadita, jajaja. Bueno, no seré yo la que te critique (no sé cómo pueden dormir al raso con un saco), y qué graciso lo de la sangre en el lugar del crimen, jajaja.
Me quedo más que con el libro, con tu historia, ha sido de lo más diveritoda. Ya nada de llamar pavo al pavo, que queda mejor eso de guajalote, jeje.
Icíar:
tengo una hermana que vive en medio de la selva y quiere que vaya a visitarla…y esta es la razón por la que no he ido. Pensar que me voy a llenar de tierra, insectos y no quiero pensar que más me desalienta. Aunque ella dice que mi alma cantaría de gozo al ver esos paisajes…le tengo miedo a los changos, los cocodrilos…vaya, todo lo que no sea un perrito juguetón. Algún día, algún día…
eso me gusta: que le llames de ahora en adelante guajolote 😉 ¡que no se diga que no se aprende visitando blogs! ¡ajúa!
un beso,
Ale
De momento tampoco he cocinado pollo entero, pero sí lo he comprado hecho…y siento decir, que con ciertas salsas, me gusta…y mucho. No sé qué haría en caso de pasar hambre y tener que vivir de mi «inteligencia» o de mi forma de «cazar». Quiero pensar que no mataría a ningún ser vivo, pero…no lo sé.
La naturaleza como a ti, me gusta contemplarla…pero también disfruto mucho de hacer vivac, de dormir en la montaña sin nada más encima que el cielo…
Lo que cuentas del libro, me atrae poco,…pero como lo cuentas tú,…me gusta mucho…no sé sí llegaré a leerlo, ahora no estoy para historias de este tipo, pero ¿quién sabe?
Es un placer siempre pasar por aquí, Ale.
Un beso grande!! (me imagino que la Nonna es tu abuela…qué bello nombre!!)
María:
yo también quiero pensar que no mataría ningún ser vivo 🙂 pero con hambre, quien sabe…creo que no, que moriría de hambre…
Mi nona es mi abuela materna, pero no se llamaba así. Su nombre era Alicia. Pero, desde que tengo memoria, a ella le decíamos nona y a mi abuelo nono. Nona y nono quiere decir abuela y abuelo en italiano, y como de ahí descendían por eso les llamábamos así.
Hasta que tenía como 8 años entendí que eran los papás de mi mamá. Todo mundo me preguntaba si tenía yo abuelos y la respuesta era «no» (los papás de mi papá fallecieron antes de que yo naciera) y un día que mi mamá me escuchó me dijo «¿cómo que no tienes? ¿pues qué crees que son tus nonos?» y yo «no se» y mi mamá «son mis papás y por lo tanto, tus abuelos» ese día se hizo la luz en mi cerebro jajaja
Luego, sabiendo que era la mamá de mi mamá comencé a darle quejas del comportamiento de su hija. «Me regaña nona y yo soy un pan de Dios» y la nona contestaba: «fíjate bien, la próxima vez que te regañen tú corres y ya que estés lejos de tu mamá le cantas -yo no tengo madre yo no tengo padre, yo no tengo nadie que me quiera a mi- y corres más lejos». Lo único malo de esta estrategia es que mi nona vivia muy pero muy lejos de mi casa y por supuesto…mi mamá nos alcanzaba y no creía que su madre nos diera esos consejos que propiciaban la rebelión jajaja. Pero es verdad…esos eran los consejos de mi nona…
un beso,
Ale.
Yo me he leído ya la trilogía y la verdad es que me gustó bastante, muy entretenido y original, llevándolo al extremo sí que se puede pensar que hay cierta crítica a la sociedad actual, con reallitys a los que la gente se engancha desde sus televisores para ver a otras personas que no conocen de nada convivir, competir… aunque, claro, en los Juegos del hambre es todo muy extremo. Si et sirve de consuelo yo tampoco duraría nada, me gusta comoa ti contemplar la naturaleza pero no vivir en ella, no podría matar ni a una mosca. Por cierto, lo que va a haber es película creo que la estrenan ya este año. Muchos besos
Carol:
me alegra saber que disfrutaste la trilogía, yo quiero seguir con el segundo pero lo tiene uno de mis hijos detenido 😉
si…creo que en Abril llega al cine la película…
me da gusto que seas de mi equipo (del que morirá de hambre por no cazar jajaja)
un beso,
Ale.
No he leído ninguno de los libros y no es que me apetezcan mucho, la verdad. Yo, desde luego, no sería una buena superviviente…
Besos,
Carmen:
otra del club 😉
ya me dirás si te antoja la pelicula cuando salga.
De momento, yo quiero leer el segundo.
Un beso,
Ale.
No me llama el libro así que… pero de todas formas yo creo que si que acabarías matando a un animal para comértelo. Yo creo que no dudaría en hacerlo si lo que peligra es mi vida o la de los míos pero desde luego la caza por deporte o por capricho NO!!!!!!
Eva:
quien sabe si mataría…te digo que no cocino ni el pollo completo…ni carne en ninguna forma…
ahora que si mis hijos tienen hambre…no se…igual y mato y estos ni se comen nada (ya los escucho con el «guácala mamáaaaaaa») jajaja
un beso,
Ale.